Fabbiani, el ídolo de la hinchada leprosa, fue presentado este jueves como el nuevo director técnico de Newell’s Old Boys, y lo hizo con una energía inigualable que hizo vibrar a todos los presentes. “Vamos a volver a la esencia, a lo básico”, apuntó con convicción Fabbiani, quien regresa a su casa con la ilusión a flor de piel y la determinación de dejar atrás el mal momento que atraviesa el club. ¡Esto es Newell’s, papá!
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Ilusión a Raudales
El ambiente en el Estadio Marcelo Bielsa se llenó de emoción cuando Fabbiani asumió su rol como DT. Con el corazón latiendo al compás de la pasión rojinegra, el exdelantero exclamó: “No hay que ser pícaros, hay que prender fuego el alma y dejar todo en la cancha”. Y es que, como buen hincha, sabe que la entrega es fundamental. “Vamos a hacer que los chicos sientan la camiseta, que entiendan lo que significa jugar para este club”, subrayó con su característico entusiasmo.
La Base de Todo
Fabbiani dejó claro que su enfoque se basa en “lo básico”. La filosofía que propone es trabajar desde los cimientos, con un fuerte énfasis en la disciplina y el compromiso. “Hay que recuperar la identidad del equipo, tener ese hambre de gloria que nos hizo grandes”, afirmó mientras los rostros de jugadores y aficionados reflejaban el mismo brillo de esperanza. ¡El león volverá a rugir!
- Jugadas a la Vista: La idea es implementar un juego vertical, rápido y dinámico que haga recordar los días dorados de Newell’s.
- Convocatoria: Fabbiani se mostrará en cada entrenamiento, al lado de los jugadores, enfatizando la importancia del trabajo en equipo.
- La Hinchada, Fundamental: “Necesitamos que la gente esté a nuestro lado, alentar hasta el último aliento”, agregó, mientras el murmullo de apoyo crecía en la sala de prensa.
Fabbiani, con el espíritu de un guerrero y el corazón de un leproso, busca que su aventura como técnico sea recordada por todos. “No prometo milagros, pero sí hago una promesa: dejaremos todo en la cancha. Cada partido será una batalla y cada batalla, una chance de demostrar quiénes somos”, concluyó con una convicción que retumbó como un tambor en el pecho de los presentes. ¡Que empiece la revolución, Newell’s!
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