Di Lollo rompió el cero y abrió el camino para Boca antes del entretiempo con un gol que quedó grabado en la memoria de todos los hinchas. ¡Qué manera de gritarlo! En una primera mitad que parecía desbordada por la tensión y la ansiedad de los jugadores, el defensor se convirtió en héroe, la figura inesperada que llega y sorprende, como el sol que asoma entre las nubes grises.

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El estadio vibró como si fuera un tambor, y en cada rincón se sentía el palpitar de los corazones xeneizes. Boca estaba buscando el gol, y cada pase, cada intento, llevaba consigo la presión de un resultado que pesaba. La defensa rival se mantenía firme, pero en un instante mágico, Di Lollo se anticipó. Con una precisión digna de un poeta, encontró la oportunidad en un centro que navegó por el aire como un ave planeando en busca de su nido.
Y ahí estuvo, como un rayo en el cielo despejado, se elevó entre los defensores y, con un cabezazo que resonó como un trueno, la pelota se estampó en las redes. ¡Gooooool! No hubo quien no saltara de alegría en la tribuna. La explosión de júbilo bañó el campo de juego mientras los jugadores se abrazaban, una escena que quedará marcada para siempre en los corazones de los que sienten esta camiseta en la piel.
Con este tanto, Di Lollo no solo rompió el cero, sino que también reavivó la llama de la esperanza en todos los hinchas ¿Quién lo diría? ¡Un defensor escribiendo poesía en la parte alta del área! Boca se fue al descanso con una ventaja que supo a gloria, y la afición, con la garganta en llamas, ya soñaba con un segundo tiempo que prometía ser un festival de emociones.
Así se escribe la historia en la Bombonera, donde cualquier instante puede convertirse en un recuerdo inolvidable. ¡Vamos Boca! ¡Espectacular lo de Di Lollo! La fiesta recién comienza.

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