Hoy, el mundo del fútbol está de luto. Nos dejó Miguel Ángel Russo, ese laburante del fútbol que dejó su huella en el corazón boquense. En este vale todo que es la vida, Russo siempre tuvo una pasión inquebrantable por el esférico y su legado vivirá en cada hincha que todavía vibra con cada gol.

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El Último Adiós a un Gigante
El velatorio de Miguel Ángel Russo se sintió como un clásico en La Bombonera, donde la emoción estaba a flor de piel. Amigos, familiares y admiradores se acercaron para despedir al estratega de las mil batallas, como si fueran miles de hinchas en las gradas, alentando por última vez.
Recuerdos en Azul y Oro
En cada rincón, se compartían anécdotas que parecían goles de media cancha, reviviendo aquellos momentos cuando Russo llevó a Boca a lo más alto. ¡Qué tiempos aquellos! En cada saludo, en cada abrazo, se percibía un adiós sentido para el hombre que supo plantarse firme como un defensor en tiempo extra.
- Las Copas Internacionales: Una y otra vez, llevó al equipo a competir de igual a igual con los más grandes del continente.
- Sus Estrategias: Verdaderas obras maestras que hicieron que hasta el rival más aguerrido temiera enfrentarlo.
Un Alma Eterna en el Fútbol
Los murmullos en el velatorio eran como el murmullo de una hinchada que pierde a su ídolo. Cada palabra, cada lágrima era un tributo a su garra y corazón, ese que puso no solo en Boca, sino en cada equipo que tuvo el honor de dirigir. Russo no solo nos dejó un legado de triunfos, sino también de compromiso y pasión.
La despedida a Miguel Ángel fue un verdadero canto de amor al fútbol, una despedida digna de un gladiador que siempre jugó con el alma. ¡Gracias, Miguel! Te recordaremos cada vez que la pelota ruede por el campo.

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