El pasado viernes, el mítico Chicho Serna se despidió de los hinchas de Boca Juniors en un evento que hizo vibrar el corazón de todos los presentes. Con su voz entrecortada y un brillo especial en los ojos, el ídolo xeneize tomó el micrófono y, con esa pasión desbordante que lo caracterizó dentro de la cancha, proclamó: «Boca siempre estará por encima de todo». ¡Y cómo no sentirlo así!

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Un Adiós de Corazón
La Bombonera, esa catedral de fútbol, se puso de pie en un clamor colectivo. Todos los presentes sabían que estaban ante un momento único, un adiós que resonaría en la historia del club. Chicho, el guerrero de la mitad de la cancha, recordó sus mejores jugadas, esos pases milimétricos que dejaban a la defensa rival desbordada. Cada recuerdo era como un gol convertido que hacía estallar de alegría a los hinchas.
Voces que Retumban
«Me llevo cada instante en el alma», confesó Serna, mientras las lágrimas comenzaban a asomarse. Esas mismas lágrimas que también brotaban de los ojos de los hinchas, quienes no podían contener su emoción al recordar las épocas doradas junto a su ídolo. ¡Cómo olvidar esa final contra el Manchester United en 1999! Un partido donde su entrega y coraje brillaron más que nunca.
- La entrega: Con cada tackle y cada pase, Chicho demostraba que el amor por la camiseta lo podía todo.
- La lealtad: Una lección de vida en la que se entendió que ser de Boca es un sentimiento que trasciende cualquier adversidad.
- El arte de jugar: Cada jugada en la que participó fue un poema bien escrito, un tango que resonaba en cada rincón del estadio.
La conexión especial entre Serna y la hinchada se palpaba en el aire. Un amor eterno que fue construyendo a través de títulos, alegrías, y también de momentos difíciles. Un amor que, según él mismo dijo, permanecerá intacto, como el eco de la multitud que lo siguió incondicionalmente.
Un Legado que Perdura
«Desde la tribuna hasta el campo, Boca es una familia», aseguró Chicho, dibujando sonrisas en los rostros de los presentes. ¡Qué gran verdad! La grandeza de Boca no se mide solo en trofeos, sino en la pasión inigualable de su gente.

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Con un último grito de aliento, Serna dejó claro que, aunque se cierre un capítulo, su corazón siempre latirá al compás de La Boca. “No es un adiós, es un hasta luego”, deslizó con la mirada firme, mientras los hinchas estallaban en aplausos, como si celebraran un gol en la última jugada del partido.
Así, con el alma llena de recuerdos y la promesa de un futuro brillante en la memoria colectiva, Chicho Serna se despidió. Boca, su Boca, sigue siendo el rey del fútbol argentino y eterno en los corazones de sus hinchas. ¡Visca Boca!
