El estadio vibraba y los corazones latían al ritmo del silbato. Con el sol asomándose tímidamente en el horizonte, el uruguayo Antony Alonso decidió que era hora de brillar y no tuvo piedad con Gimnasia. En un arranque deslumbrante, el delantero de Deportivo Riestra dejó a todos boquiabiertos con un golazo que se transformó en un verdadero grito de guerra para los suyos. ¡Un verdadero golazo!
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Primera Estocada: Un Gol de Oro
Corría el minuto 10 cuando Alonso, como un verdadero cazador acechando a su presa, aprovechó un rebote tras un tiro de esquina ejecutado por su compañero. Con una frialdad digna de un guerrero, se lanzó al vacío y, como si de un hecho mágico se tratara, dejó una estela de humo detrás de su pie al anidar la pelota en el fondo de la red. ¡Boom! ¡La hinchada estalló en el Monumental de Villa Lynch! Este uruguayo, con la garra charrúa en el corazón y la pasión argentina en la sangre, colocó a Riestra en ventaja y el partido tomó un tinte épico.
Gimnasia, aturdido pero no rendido
A pesar de estar un gol abajo, la resistencia del Lobo era palpable. Cada intento por empatar era como un dulce canto de sirena. Sin embargo, la defensa del conjunto local, capitaneada por un Alonso inconmensurable, se mostró firme, como un roble en medio de la tempestad. Gimnasia buscaba con ansias el empate; intentos de tiros desde afuera, desbordes por la banda… pero cada embestida se encontraba con un muro impenetrable.
El Clímax de la Batalla
Amistoso o no, cada minuto transcurrido era un tiro al corazón para la hinchada de Gimnasia, que veía como su equipo se debatía entre la angustia y la esperanza. El pitazo final se acercaba y, aunque la adrenalina corría como un río desbordado, el reloj no estaba a favor.
La luz del sol que iluminaba el campo parecía también avivar la lucha de los jugadores. Pero cada vez que el equipo visitante se acercaba, la figura de Alonso se erguía como un fénix, despejando el peligro y manteniendo a su equipo a flote. Finalmente, el árbitro decidió poner fin a este electrizante partido, dejando a Deportivo Riestra con una sonrisa y a Gimnasia con la amarga sensación de lo que pudo haber sido.
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Con este triunfo, Alonso no solo se llevó los aplausos, sino que mostró que en el fútbol, como en la vida, a veces, quien llega primero, se lleva todo. ¡Queda demostrado que en el verde césped, no hay lugar para la timidez! ¡Vamos Riestra, a seguir así!
