Ángel Di María se despachó con un golazo de tiro libre que dejó a más de uno boquiabierto, y a Keylor Navas sin poder hacer nada, como si la pelota tuviera vida propia. En una noche mágica, el Fideo se propuso demostrar que su zurda sigue siendo letal, y vaya que lo logró. La hinchada estalló en un grito ensordecedor al ver cómo el balón se coló en el ángulo, recordándonos que cuando juega Di María, hay que estar preparados para lo inesperado.

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Un Gol Soñado
El momento llegó en el minuto 75. Colocado en la media luna, Di María tomó aire, se vio el héroe en la mirada, y con una precisión digna de un cirujano, ejecutó el tiro libre. La pelota surcó el aire como un cohete hacia el cielo, y nuestra Selva de cemento, el estadio, se paralizó. ¡Bang! El grito de gol retumbó en las tribunas mientras el esférico se transformaba en un misil que desató la locura colectiva.
La Épica de un Clásico
El duelo estaba tan parejo que parecía que una chispa lo encendería, y esa chispa fue Di María. No solo es el tipo que corre como un roble, sino que también tiene en su ADN el arte de decidir en los momentos cruciales. La historia nos cuenta que, cada vez que se enfrenta a Navas, tiene una carta bajo la manga, y ayer la jugó en el momento adecuado.
La jugada anterior, obra de un compañero, había desbordado por la banda. La defensa rival quedó descompuesta, y la falta que le cometieron a Di María fue un claro signo de desesperación. ¡Y cómo no! Si el Fideo está en racha, todo puede pasar. Su tiro libre, en una ejecución digna de un verdadero maestro, fue la confirmación de que en la cancha de fútbol, los límites son solo una ilusión.
Impacto en el Equipo
Con este gol, Di María no solo alzó la voz en el partido, sino que le dio a su equipo un empujón anímico que podía ser palpable. La energía se respiraba en cada rincón del estadio; los jugadores, galvanizados por el ladrillazo de su estrella, comenzaron a jugar como si estuvieran en un carnaval.

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Los hinchas, con los corazones en un puño, sentían que cada pase, cada jugada, cada susurro del viento, iba alineado por la fuerza de su ídolo. ¡Qué locura! La magia de Di María volvió a hacer de las suyas, y esta noche, el fútbol argentino brilló como nunca.
Así, en un instante, Ángel Di María nos recordó que en el fútbol hay momentos que quedan grabados para siempre. ¡Y su tiro libre fue uno de ellos! Con eso, no hay más que decir: el Fideo sigue siendo el rey del carnaval.
