Agustín Sant’Anna y sus Recuerdos de las Formativas con Juan Izquierdo en Cerro
¡Vaya historia, señoras y señores! Agustín Sant’Anna, el aguerrido lateral derecho de River Plate, abrió su corazón y compartió aquellos días dorados junto a Juan Izquierdo en las inferiores de Cerro. Y no es para menos, porque recordar es vivir y, ¡qué vivencias, mi Dios!
Creciendo en el Fortín de Cerro
Sant’Anna recuerda con una mezcla de nostalgia y alegría esos tiempos en que pateaba la pelota descalzo en el barro, en esas canchas donde hasta las piedras parecían hinchas fervorosos. «Con Juanito Izquierdo éramos como Batman y Robin. Él tenía una capacidad para leer el juego que parecía sacada de un cómic,» dijo Agustín entre risas.
Cumpas en la Cancha y en la Vida
«Las formativas en Cerro eran un mundo aparte», recuerda Sant’Anna. «Las madrugadas frías, los partidos eternos y las charlas infinitas en los vestuarios. Pero si hay algo que no se olvida es el compañerismo. Con Juan, ¡qué dupla, papá! Era tocar y correr, asistir y rematar, defender y golear. ¡Pam! ¡Pam! Todo en sincronía como si fuéramos uno solo.»
Las Jugadas que Nunca Se Olvidan
No faltaron las anécdotas de jugadas maestras. «En un clásico contra Nacional, Juan era un muro en defensa, una verdadera muralla china,» narró Agustín. «Yo subía por la banda como un rayo, y él siempre me encontraba con un pase teledirigido. En una de esas me la dejó servida y… ¡GOLAZO! ¡Qué festejo, viejo! Parecía que se caía el estadio a pedazos.»
La Fórmula del Éxito
«Juan y yo nos entendíamos con solo una mirada. Era un crack desde la cuna. ¡No nos paraba nadie!,» añadió Sant’Anna. «Era pura magia, era fútbol en estado puro. Esos momentos en las prácticas, pidiéndole a la pelota que hablara y… ¡sí que hablaba!».
De Cerro a River, un Sueño Hecho Realidad
Hoy, Agustín Sant’Anna sigue brillando en River, pero sabe que mucho de lo que es se lo debe a esos años de formación junto a Juan Izquierdo. «Esos tiempos nos forjaron el carácter. Nos moldearon no solo como jugadores, sino como personas. Te lo digo, viejo, Cerro es una escuela de vida,» concluye emocionado y con la mirada perdida en el horizonte, como si en su mente estuviera reviviendo cada instante de aquellos días gloriosos.
Sin lugar a dudas, los recuerdos de Agustín Sant’Anna son un testimonio del poder del fútbol, una pasión que trasciende el tiempo y sigue latiendo con fuerza en cada rincón del corazón. ¡Gracias, Agustín, por compartir este pedazo de historia con todos nosotros!