La familia boquense está de luto: en la jornada de hoy, despedimos a un emblema de la salud en nuestro querido club. Falleció Rubén Argemi, el médico que palpó cada latido azul y oro. ¡Qué partida tan inesperada, qué dolor en el alma bostera!

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Un médico con alma de hincha
Rubén Argemi no era solo un médico, era un verdadero alma del Xeneize. Quienes lo conocieron dicen que tenía el corazón pintado de azul y oro, como un guerrero que cuida de sus compañeros en el campo de batalla. Sus manos no solo curaban cuerpos, sino que también apaciguaban mentes ansiosas y almas inquietas. ¡Era un fenómeno!
Momentos inolvidables
Muchos recuerdan esas tardes en La Bombonera, donde Argemi corría al campo como un torbellino para atender a nuestros gladiadores. Cada intervención era como un gol salvador en el último minuto, un acto heroico que sello a fuego en la memoria boquense. ¡Qué pasión, qué entrega, qué crack!
- Energía inagotable: Era capaz de estar presente en cada entrenamiento, cada partido, cada rincón donde se necesitara su sabiduría.
- Un amigo en el vestuario: Para los jugadores, no solo era el doctor, era un consejero, un confidente, un hincha más.
El legado de un gigante
Rubén Argemi partió, pero su legado queda aferrado en cada centímetro de la cancha de Boca. Su vida fue un canto a la pasión boquense, llena de energía y de amor por los colores que defendía. ¡Hasta siempre, querido Argemi, te vamos a extrañar en este rincón del mundo donde el fútbol sigue latente gracias a personas como vos!
