Berlín (Alemania).- La Selección española llegó al Olympiastadion, evaluó el terreno y arrasó con todo a su paso. En su debut en la Eurocopa contra Croacia, La Roja no necesitó ni florituras ni entrenarse en el estadio un día antes para asombrar al mundo con un dominante 3-0. Las imágenes de extrema felicidad entre los miembros del equipo, en su camino hacia el autobús, reflejaban una satisfacción incomparable, con un grito de guerra unánime: «¡A seguir disfrutando!«. Aunque parezca sorprendente después de una jornada inaugural, el nuevo formato de la UEFA favorece que el equipo de De la Fuente ya esté con un pie y medio en octavos.
Un Nuevo Capítulo en la Historia de La Roja
Si la Selección española logra el éxito en esta Eurocopa, lo hará de una manera bastante distinta a las últimas conquistas. Desde 2004, cuando Luis Aragonés implementó el fútbol asociativo, España jugaba casi de memoria. Los días del tiqui-taca – esos más de 1.000 pases por partido y la velocidad vertiginosa del balón – quedaron atrás. Aquellos centrocampistas prodigiosos como Xavi, Iniesta y Busquets establecieron un nivel al que ningún rival podía hacer frente, ganando consecutivamente en 2008, 2010 y 2012. Pero ahora el panorama es muy distinto.
La Revolución de De la Fuente
Con el relevo generacional, Luis de la Fuente ha hecho un pequeño giro en el estilo. España sigue dominando, pero ahora su fortaleza reside en las bandas, con jóvenes talentos como Nico y Lamine, en la presión alta, en el balón parado – trabajado obsesivamente por De la Fuente, y que hoy dio sus frutos con el gol de Carvajal – y en atacar los espacios, ejemplificado en el 1-0 de Morata. Los técnicos aprovechan al máximo las habilidades de la plantilla.
Estadísticas que Cuentan Historias
Un dato que subraya este cambio en el ADN es que España solo necesitó 457 pases para arrollar a Croacia… ¡y no daba tan pocos en una Eurocopa desde la final de 2008! Contra Alemania, en Viena, España ganó con solo 380 y una efectividad del 81,32%. Esa noche en Berlín, la precisión alcanzó el 83,7%.
Paseadores de Ayer y Hoy
En su último partido de Eurocopa -la semifinal de 2021 frente a Italia- La Roja registró 908 pases, casi el doble que este sábado en Alemania. Con Luis Enrique, era habitual un promedio de 841 por encuentro, pero no logró grandes resultados: semifinales en la última Euro y derrota en octavos del Mundial contra Marruecos. En Catar, a pesar de dar 1.000 pases, solo hizo dos tiros a puerta en 120 minutos. De la Fuente rompe con eso: su equipo debe ser vertical, agresivo y contragolpear en cuanto pueda.
Comparativas de Otra Era
Antes de Luis Enrique, la media de pases tampoco era tan elevada. Con Kubala (1980) eran 445 por partido, y con Miguel Muñoz (1984 y 1988) bajaba a 380. Clemente (1996) la subió a 414, y Camacho (2000) y Sáez (2004) la llevaron a 445 y 443, respectivamente. Todo cambió con Aragonés, que elevó el promedio a 538 para ganar la Eurocopa de 2008.
La Era del Contraataque
Del Bosque solidificó el tiqui-taca con un promedio de 698 pases gracias a la madurez de una generación dorada. Con Luis Enrique, el promedio alcanzó los 841 pases. De la Fuente, animado en la sala de prensa, no se obsesiona tanto con la posesión. «Este equipo es insaciable. Tenemos un margen de mejora fantástico. Hemos presionado muy alto siempre, podemos robar y generar ocasiones. Tenemos ese gen y esas ganas de presionar alto», comentó sobre el éxito contra Croacia.
España solo tuvo la pelota un 46,65% del tiempo. En cuatro ocasiones anteriores había disfrutado de menos posesión: contra Rumanía en el 84 (40%), Dinamarca en el 88 (41%), Italia en el 88 (45%) y Alemania en 2008 (46,19%). Y de momento, nadie echa de menos el antiguo ADN: la exhibición inicial ha ganado el corazón de los aficionados. Con una receta propia y una capacidad decisiva, De la Fuente ya está haciendo carburar a España.
Estado de Euforia
Con esta nueva metodología y su capacidad para tomar decisiones importantes, De la Fuente ha encendido un eufórico ambiente alrededor de la Selección española. A pesar de huir del triunfalismo, las expectativas están en su punto más alto.
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