El Real Madrid ha vivido un verano frenético en el mercado de fichajes. El Santiago Bernabéu recibió a ilustres nombres como Dean Huijsen, Álvaro Carreras, Trent Alexander-Arnold y Franco Mastantuono, aunque las expectativas de más incorporaciones no se materializaron. La rumorología apuntaba a otros grandes jugadores, pero las negociaciones se quedaron a medio camino.

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Buscando la brújula en el centro del campo
Con la batuta ahora en manos de Xabi Alonso, el Real Madrid buscaba un centrocampista organizador, uno que pudiera tejer la maraña de pases como un hábil artesano. Aunque los rumores señalaban a Angelo Stiller del Stuttgart, finalmente ningún fichaje en esa posición se concretó. ¿La solución de Alonso? Mover las fichas y utilizar a Arda Güler en una posición más retrasada. Una jugada audaz que ha permitido al turco brillar, aunque su peligrosidad cerca del área rival es como un rayo en la tormenta.
El debate sobre Zubimendi
En las ondas de la Cadena SER, se desató un intenso debate tras la victoria de España sobre Georgia. En el ojo del huracán, Martín Zubimendi, quien, como aquel que encuentra oro en el arroyo, ha encandilado a la Premier League con su talento. «Es inexplicable que el Real Madrid perdiera a Zubimendi por 60 millones», exclamó Antonio Romero, despertando una ola de opiniones.
Por su parte, Tomás Roncero agregó más leña al fuego: «Lo pidió el entrenador y le dijeron que no». Así, el Arsenal supo aprovechar la indecisión blanca y se llevó a Zubimendi por 70 millones de euros.
Zubimendi, la joya que deslumbra en el Arsenal
En apenas unos meses, Zubimendi se ha convertido en un pilar para Mikel Arteta, manejando el juego como un titiritero maestro. Mientras tanto, su presencia en la selección española es insustituible en ausencia de Rodri.

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Cuestión de control
Aunque los resultados del Real Madrid no han sufrido, la ausencia de un controlador en el centro del campo ha pesado en grandes citas. En partidos como el derbi o el enfrentamiento ante el PSG en el Mundial de Clubes, los de Xabi no fueron capaces de tomar el timón, quedando a merced del oleaje rival.
El mercado, como el fútbol, no da tregua, y es la afición la que, al final, exige respuestas. En el Santiago Bernabéu, la búsqueda de equilibrio sigue siendo la gran meta.
