Paredes, el volante que lleva el corazón de Boca en cada pase, no pudo ocultar la emoción al recordar a su gran mentor, Miguel Russo. “Dejó una huella que el tiempo no borrará nunca”, afirmó, con la voz entrecortada por la nostalgia. Fue un maestro que, cual escultor de sueños, moldeó el futuro de muchos en La Ribera. ¡Qué manera de dejar su marca!

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Recordando al Maestro
En un encuentro que parecía sacado de una película de Hollywood, Paredes desnudó sus sentimientos, recordando cada instante compartido con Russo. “Sus enseñanzas fueron como un fogón encendido en la noche oscura del fútbol”, destacó, evocando aquel mágico 2019 cuando alzó la Copa Libertadores junto a él. Con esa chispa en los ojos, añadió: “Russo sabía cómo hacer que cada jugador diera lo mejor de sí, como un director de orquesta que saca melodías de cada instrumento”.
Un Legado Inolvidable
El recuerdo de los entrenamientos cargados de intensidad y el espíritu que imprimía en el equipo eran evidentes en sus palabras. “Su voz retumbaba como un tambor en cada rincón del vestuario. Te inspiraba, te hacía sentir invencible”, manifestó Paredes, como quien recuerda a un viejo amigo, un padre futbolístico que siempre estuvo al lado. ¡Cómo lo extrañamos!
Con miradas anhelantes y corazones palpitantes, los jugadores de Boca saben que su legado vive en cada juego, cada jugada. Russo no solo dejó tácticas, sino también una filosofía: jugar con el alma, con entrega total. “Siempre decía que en la cancha no importa el nombre, sino el corazón que le pones. ¡Qué sabiduría!”, exclamó con fervor.
El camino continúa, y con cada pase que da Paredes, hay un pedacito de Miguel Russo corriendo por la cancha. Y como diría el pueblo xeneize: “¡Gracias, Russo, por ser una leyenda que jamás se borrará del alma de Boca!”

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