La batalla en Mareo: Un derbi de emociones intensas
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Esta tarde, el estadio de Mareo se convierte en el epicentro de la rivalidad regional cuando Sporting y Oviedo se enfrenten en la Copa de la Reina. Un duelo que promete ser el único de la temporada entre los dos gigantes, siempre y cuando la Copa del Rey no desvíe el destino. Dos figuras emblemáticas, cada una desde su trinchera, simbolizan la intensidad de este enfrentamiento.
Antía Mayo: La heroína desde la grada
Antía Mayo, recordada por el golazo que eliminó al Oviedo la pasada temporada, ahora enfrenta una lucha distinta. Una lesión devastadora en la rodilla la mantiene fuera del campo, pero su espíritu es indomable. «Aunque no esté en el césped, mi corazón late más fuerte que nunca por mis compañeras», afirma la gallega, su mirada llena de determinación. El derbi, en su ausencia, tendrá que escucharse su eco desde las gradas.
El Gol de la Vaselina
Mayo, originaria de Portosín, grabó su nombre en las memorias rojiblancas con una exquisita vaselina desde casi el centro del campo. «Todavía me lo siguen cantando por la calle», comenta, su rostro iluminado por el recuerdo. «Antía, te quiere la gente del Tartiere», resuena en su mente como un himno pasional.
Laurina: El rugido de la capitana azul
En la otra esquina del ring, Laurina de Oviedo, se prepara para liderar a su equipo con el espíritu combativo que la caracteriza. «Nuestro enfoque está claro: salir a disfrutar del juego y luchar por la victoria», declara con la convicción de quien ha cargado una y otra vez la bandera del ascenso. Su liderazgo, una roca inquebrantable en el vestuario carbayón, es su carta de presentación.
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El Camino de El Requexón
Tras dejar atrás el campo de San Claudio, el Oviedo ha encontrado en El Requexón un rincón donde crecer y fortificarse. «Entrenar allí es como pasar de un camino de piedras a una autopista», subraya Laurina, quien confía en que las modernas instalaciones impulsen nuevas victorias.
Una rivalidad que trasciende el campo
El derbi, más allá de ser un simple partido, es una contienda cargada de emociones y expectativas. Para Antía, la recuperación ha sido un desafío no solo físico, sino también psicológico. «Un año fuera del campo es una eternidad», confiesa, mientras sus cicatrices cuentan historias de coraje y superación. «Un día más, un día menos», repite como mantra, ilustrando un camino que, aunque lleno de obstáculos, sigue avanzando.
Los focos están listos para iluminar la pasión y rivalidad en Mareo. Un enfrentamiento que, como un buen libro, tiene a cada aficionado al borde de su asiento, esperando un capítulo lleno de giros inesperados y momentos que quedarán en la memoria del fútbol.
