El gol que incendió las pasiones en Rosario. ¡Menuda jornada la que vivimos anoche en el Coloso Marcelo Bielsa, amigos del fútbol! Newell’s y Estudiantes nos regalaron un partido lleno de emociones, pero como en todo buen drama, no faltaron las controversias y las jugadas que nos dejan boquiabiertos.
El grito de gol que desató la tormenta
Minuto 75, el marcador aún sin abrir y las tribunas vibrando. En un despeje de la defensa leprosa, la pelota quedó dando vueltas como una peonza en el área chica. ¡Y ahí estaba él! Boselli, el hombre gol, como un rayo, la empuja al fondo de la red. ¡GOL! Gritaron los pincharratas, pero a los rosarinos la jugada les dejó un sabor más amargo que mate frío.
¡La jugada del escándalo!
La polémica saltó como leche hervida. En el desarrollo del gol, los jugadores de la Lepra reclamaban a viva voz que había mano de Godoy antes de que Boselli sacudiera las redes. El réferi, imperturbable como estatua, dijo «¡sigan!». ¡Qué nervios, señores! ¡Qué nervios! No cabía un alfiler en las gradas, y los hinchas estaban más calientes que plancha de parrilla.
- Boselli aprovechó la oportunidad: En medio del barullo, con la picardía y olfato de un goleador nato, Mauro la mandó a guardar. El delantero pareció moverse en cámara lenta, ¡pero vaya qué efectividad!
- Reclamo rojinegro: El capitán de Newell’s, en su rol de líder nato, se fue al humo al árbitro. ¡Mano! ¡Mano! gritaron al unísono los leprosos. Pero la suerte ya estaba echada.
El árbitro, en el ojo de la tormenta
Otra vez el VAR, ese ojo omnipresente, brilló más por su ausencia que por su ayuda. En Rosario, recordar este momento será hablar del árbitro más cuestionado del momento, que se quedó parado, inmutable frente a las furibundas protestas de todo Newell’s. ¡Pamplinas! Parecía decir con su mirada ausente.
La previa al desenlace final
El gol encendió la mecha y el partido se volvió más vibrante que nunca. Cada pelota dividida era una guerra en miniatura, cada pase una obra de arte o una tragedia griega. En la recta final, Estudiantes se cerró atrás como una combinación de caja fuerte, mientras Newell’s, en un último intento desesperado, llevó todos sus cañones al ataque, sin poder perforar la muralla albirroja.
Conclusión: Una noche inolvidable
En Rosario se vivió una noche que quedará por siempre en la memoria. El gol de la discordia, la entrega de ambos equipos, y una atmósfera donde cada hincha dejó su alma en la tribuna. El fútbol argentino sigue demostrando que es una pasión inquebrantable, llena de alegría, sufrimiento y, por sobre todas las cosas, emoción desbordante.
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