¡Qué noche de locura en La Bombonera! Boca Juniors logró aprovechar un error garrafal de Banfield para que Miguel Merentiel desate la fiesta xeneize con un gol que quedará en la memoria. En medio de una atmósfera electrizante, donde cada grito de los hinchas resonaba como un trueno en una tormenta, Merentiel se encontró con un regalo del cielo.

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Un desacierto fatal de la defensa de Banfield
Banfield, que venía aguantando como un boxeador en las cuerdas, cometió un error de esos que se ven una vez cada muerte de obispo. Un pase comprometido en la última línea, una pelota que parecía tener vida propia, y ¡zas! El balón quedó a disposición de Miguel Merentiel, quien, como todo goleador nato, estaba ahí, en el lugar y momento exacto.
¡El rugido del Tigre!
Merentiel no se lo pensó dos veces y con una frialdad digna de un veterano, definió con un remate certero. La redonda besó las redes y el Gigante de la Ribera estalló en un grito de gol ensordecedor. ¡Gooooooooool! El grito sagrado que hizo temblar hasta los cimientos de la Bombonera. Miguel, como un tigre acechando a su presa, no perdonó.
- Minuto del error: Cerca del final del primer tiempo.
- Posición del remate: Área chica.
- Reacción del arquero de Banfield: Estática, sin posibilidad de reacción ante el misil.
Tensión y gloria en la noche bostera
La jugada empezó con una presión asfixiante de Boca, que no dejó respirar a Banfield ni un segundo. Los defensores del Taladro, nerviosos como quien camina por la cuerda floja sin red, se complicaron la vida solos. ¡Plop! La pelota quedó suelta y Merentiel, cual cazador sigiloso en la selva, apareció para mandar la bocha a guardar.
El festejo y la energía del pueblo boquense
La celebración fue un mar de emociones. Los hinchas, como torrente incontrolable, estallaron en un unísono de alegría que seguramente se escuchó hasta en el Obelisco. Merentiel corrió hacia la tribuna popular, brazos abiertos, grito desgarrador, y se perdió entre los abrazos de sus compañeros. Esa hermandad azul y oro se sintió en cada rincón del estadio.

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- El «Pulpo» González, clave en la presión alta.
- El arquero Rossi, seguro y confiado desde el fondo.
- El plan táctico de Hugo Ibarra, impecable.
El impacto del gol en el resto del partido
El gol de Merentiel no solo significó el grito máximo, sino que reconfiguró el partido. Banfield, aturdido y sin respuestas, perdió el norte. Boca, en cambio, jugó con la confianza de quien sabe que la noche está a su favor. La Bombonera se convirtió en una caldera, vibró como un volcán en erupción, y el equipo se transformó en una maquinaria imparable.
Para los amantes del fútbol, estos son los momentos que alimentan la pasión. ¡Merentiel, gracias por esta noche mágica en el templo del fútbol argentino!
