Un partido que quedará en la memoria de todos los hinchas del «Calamar». Martín Pellegrino, con una actuación digna de un verdadero crack, se vistió de héroe y dejó todo en la cancha, metiendo un doblete que selló la victoria de Platense en su visita a Defensa y Justicia. ¡Qué noche, señoras y señores! ¡Qué noche la del martes!
El primer gol: un grito de alma y corazón
Todo comenzó cuando el reloj marcaba apenas 15 minutos de juego. Pellegrino arrancó desde el medio campo como quien lleva el mundo en sus pies, esquivando adversarios como si fueran estacas en el camino. Llegó al área grande, miró al arquero de reojo y, ¡pum! Un zurdazo infernal que se clavó en el ángulo derecho. ¡Golazo! Un grito que se escuchó desde Vicente López hasta el último rincón del país.
Un empate y la tensión en el aire
Pero no todo fue color de rosa. Defensa no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados. En el minuto 35, una jugada rápida por la banda derecha terminó en un centro preciso que encontró la cabeza de Herrera. El arquero no tuvo nada que hacer. ¡Empate y la hinchada local se volvía loca!
Y llegó el segundo de Pellegrino
El partido se tornaba más intenso y el público esperaba con ansias un desempate. A los 70 minutos de juego, en un córner ejecutado a la perfección, la pelota quedó boyando en el área, como si el destino la hubiera dejado justo ahí. Y ahí apareció él, nuestro héroe de la noche. Pellegrino la mandó a guardar con una media chilena que dejó a todos boquiabiertos. ¡Gol y delirio total!
El cierre con broche de oro
Los últimos minutos fueron un vaivén de emociones. Defensa y Justicia volcó todo su ataque sin descanso, pero la defensa calamar se hizo gigante. Y cuando el árbitro pitó el final, todo el equipo de Platense se unió en un abrazo interminable. El césped se convirtió en una fiesta, y Pellegrino, con los brazos en alto, fue ovacionado como el verdadero gladiador que es.
Conclusión
Este triunfo no solo significó tres puntos más, sino que dejó bien en claro que Platense aspira a mucho más en este campeonato. Y los hinchas, ya saben, a seguir soñando. ¡Qué partido, qué noche y qué futuro nos espera! ¡Vamos, Calamar, todavía!