El partido entre Atlético Bucaramanga y Jaguares de Córdoba tuvo un punto de inflexión durante el periodo complementario, luego que el cuadro de Montería se quedara con un hombre menos cuando el defensor uruguayo, Lucas Correa, recibiera la cartulina roja a los 52 minutos.
Una jugada que cambió el rumbo del partido
La acción que derivó en esta expulsión de Jaguares fue cuando el defensor, al intentar despejar un balón con el pie, terminó pegándole al delantero del Bucaramanga, Andrés Ponce, quien acabó en el suelo manchado de sangre en su cabeza.
Un golpe que dejó helado al estadio
El momento fue dramático, el Estadio Alfonso López se quedó en silencio mientras los jugadores esperaban con el alma en un hilo. Andrés Ponce, cual guerrero herido en batalla, fue asistido inmediatamente. La sangre en su cabeza era testimonio de la intensidad del duelo.
Consecuencias inmediatas en el terreno
Con la expulsión de Lucas Correa, Jaguares se vio en la necesidad de replegarse en defensa y resistir el embate de los leopardos, quienes aprovecharon la superioridad numérica para asediar la portería rival. El juego cambió de color y Bucaramanga instauró un dominio absoluto en el campo, aunque la férrea barrera defensiva de Jaguares dificultó encontrar el gol de la victoria.
Una expulsión que marcó la diferencia
En el fútbol colombiano, no es raro ver que un partido cambie radicalmente ante una expulsión, y este caso no fue la excepción. La tarjeta roja a Correa no solo sacó del partido a uno de los pilares defensivos de Jaguares, sino que también encendió los ánimos y la pasión tanto en la cancha como en las gradas.
- El choque de Correa fue claramente imprudente, sin mala intención, pero de una dureza indiscutible.
- Los miembros del cuerpo médico actuaron rápidamente para atender a Ponce, asegurando su bienestar.
- La estrategia de Jaguares se puso a prueba tras quedar con un hombre menos.