Ariel Holan, el experimentado entrenador, no pudo ocultar su admiración por el virtuoso juego de Ángel Di María en el clásico rosarino. «¡Es un crack!», exclamó con fervor tras ver al delantero desplegar su magia en la cancha. La química entre el ‘Fideo’ y sus compañeros fue más que evidente, como un tango bien bailado, donde cada pase, cada gambeta, resonaba con la pasión típica de este duelo que paraliza a la ciudad.
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Un clásico para recordar
En el vibrante escenario del estadio, el aire se sentía electrificado. Desde el primer pitido, Di María se movía como pez en el agua, robando miradas y aplausos. Con su talento distintivo, demostró que cada vez que toca el balón, se puede volver poesía en movimiento. Fue en el minuto 30 cuando, tras una jugada magistral, el wisp llevó a cabo un slalom inconfundible, dejando atrás a dos defensores que parecían estatuas, y, casi como en un sueño, asistió con precisión milimétrica a un compañero, que no dudó en gritar gol.
El corazón en la cancha
Holan, con la pasión a flor de piel, resaltó la entrega de Di María, destacando que no solo se trataba de técnica pura, sino también de corazón. «Juega para el equipo, siempre», afirmó, recordando a todos los presentes que el fútbol no solo es un juego, sino una forma de vivir. Cada vez que el ‘Fideo’ tocaba la pelota, era como si la tribuna se llenara de un eco de esperanzas y sueños compartidos.
Pero la noche no quedó en un simple triunfo. Las emociones se desbordaban tras cada jugada, cada grito de ¡Goooooool! parecía un mantra que unía a los hinchas en una sola voz, mientras Holan se sumía en la euforia, resaltando cómo Di María siempre sabe cuándo y cómo encender la chispa que enciende al público.
Así, tras el pitido final, las palabras de Holan resonaron en el aire: “Di María es un crack, y hoy, como siempre, demostró que es leyenda”. La noche clásica quedará grabada en la memoria colectiva, un homenaje a la grandeza de un jugador que es, sin dudas, uno de los más grandes del fútbol argentino. ¡Vamos, Fideo, que esto recién comienza!
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