No hay despedida fácil, menos aún después de defender casi doscientas veces el escudo grana y llevar con orgullo el brazalete de capitán. Así ha sido la emotiva despedida de Joan Oriol, empañada por la derrota en la final del play-off ante la Real Sociedad B, tras cinco temporadas donde el ascenso quedó a un suspiro en tres ocasiones.
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El inicio de un sueño futbolero
Joan Oriol inició su viaje en el mundo del fútbol en la Pobla de Mafumet, antes de ser cedido a Reus y Gavà, donde también vivió un frustrante play-off de ascenso a Segunda frente al Huesca. Con una temporada brillante en el club azulgrana, obtuvo el pase al filial del Villarreal, convirtiéndose en una pieza clave del equipo que logró subir a Primera. Sin embargo, su lugar en la élite del fútbol español no sería en tierras castellonenses, sino en Osasuna.
El vuelo hacia otras tierras
Aunque su aventura en Osasuna fue breve, como un relámpago en la tormenta, se embarcó en su única experiencia internacional con el Rapid de Bucarest y el Blackpool. Un año después, regresó como titular en el Mallorca de Segunda División, para volver finalmente a Cataluña. Con 30 años, se unió al Cornellà primero y posteriormente al Lleida. Tras dos años en el conjunto ilerdense, firmó por el Nàstic, donde ha sido titular indiscutible durante las últimas cinco temporadas.
Una carta para la historia
El jugador se dirigió a sus aficionados con un escrito emotivo: ”Se cierra una etapa muy especial de mi vida: despedirme de la que ha sido mi casa y mi familia”. En su carta, Joan Oriol dejó entrever que la decisión fue del club: “Siempre he dicho que quería vestir esta camiseta un año más, me veía con fuerza, pero no siempre tenemos la posibilidad de elegir”.
El legado de un líder
Con la salida de Joan Oriol, se marcha algo más que un jugador; el Nàstic pierde a un emblema y su capitán en un momento de renovación. Hasta ahora, han dicho adiós a jugadores como Roberto Torres, Gorka Pérez, Migue Leal, Borja Granero y Ander Gorostidi, mientras han renovado a Dani Rebollo y han sumado cuatro incorporaciones.
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La marcha de Oriol deja un vacío en el campo, como un faro que ha guiado entre tormentas, y ahora, el equipo busca nuevos horizontes en un mar de cambios.
