Ni siquiera los más devotos seguidores de Gonzalo García en su ascenso desde la cantera del Real Madrid habrían imaginado que se convertiría en el pilar del ataque de Xabi Alonso en unas semifinales del Mundial de Clubes. Lo que para muchos sería un sueño, para Gonzalo se ha transformado en una auténtica necesidad. Con cuatro goles en el torneo, el joven delantero es insustituible. Su apertura en el marcador frente al Borussia Dortmund, ejecutada con un tobillo ágil como goma de mascar, fue el preludio de un partido lleno de giros inesperados.
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De la disyuntiva a la alianza: Gonzalo y Mbappé
La esperada final del Mundial de Clubes estará protagonizada por el vencedor del duelo entre PSG y Real Madrid, con Chelsea o Fluminense como potenciales adversarios. En un escenario habitual, Alonso podría depender de Mbappé y Vinicius para enfrentar al campeón europeo. Sin embargo, Gonzalo se perfila como el engranaje esencial, el aceite que permite que esta maquinaria funcione a la perfección.
Un dúo inesperado pero efectivo
«Claro que Mbappé y Gonzalo pueden jugar juntos. Todo depende del momento y las necesidades. Son dos piezas que encajan», afirmó Alonso previo a los cuartos de final. Una situación que parecía sacada de un álbum de cromos se materializó cuando una desafortunada gastroenteritis dejó espacio para el canterano del Castilla al inicio del torneo.
Durante el encuentro, la entrada de Mbappé en el minuto 67 en sustitución de Vinicius trajo consigo un gol vibrante que complementó el espectáculo ofensivo de Gonzalo. La convivencia de ambos en el terreno ha silenciado la eterna pregunta: ¿Gonzalo o Mbappé?
Reconfiguración táctica ante la baja de Huijsen
La expulsión de Huijsen obliga a revisar el esquema. Xabi Alonso planea un ataque en tríada, alineando a Mbappé en el centro, Vinicius por la izquierda y Gonzalo por la derecha. Gracias a su versatilidad, Gonzalo se adapta como un camaleón al sistema, favoreciendo tanto el ataque como la defensa adelantada, bloqueando la salida del rival, una estrategia clave contra el PSG de Luis Enrique.
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Un gol de Mbappé, digno de un acrobático ballet, disipó la presión y evitó un tropiezo del Real Madrid frente a un Borussia Dortmund que se coló en el partido con dos goles en el descuento, cortesía de Beier y Guirassy. El penalti que supuso la expulsión de Huijsen llevó a Alonso a confiar en Tchouaméni para solidificar la defensa en un 4-3-3 adaptable, que permitirá despliegue y creatividad en el trío ofensivo de Vinicius, Gonzalo y Mbappé. La ausencia de Huijsen y William Pacho en el PSG cambia el guion de una final que promete emoción al cubo y que la FIFA ansiaba ver.
