Carlos ‘Gullit’ Peña vuelve a ser noticia, y no precisamente por un golazo en el último minuto. El exseleccionado nacional y figura de la Liga MX se encontró en el ojo del huracán tras ser detenido este lunes en León por conducir bajo los efectos del alcohol. Las autoridades de Tránsito Municipal anunciaron que Peña, conocido por su talento en el mediocampo cuando vestía las camisetas de León y Chivas, fue sorprendido realizando maniobras peligrosas, poniendo en riesgo a peatones y automovilistas. Además, no superó la prueba de alcoholemia y pasó 20 horas tras las rejas por ello.
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Un patrón que persiste
El incidente ocurrió a las 2 de la tarde, en la colonia El Coecillo. Al volante de su Mini Cooper negro, Peña fue detenido cuando circulaba por la calle San Cayetano y el bulevar Vicente Valtierra. La prueba de alcohol arrojó un sorprendente 2.02 gramos por litro en sangre, superando ocho veces el límite legal en León. Testigos no tardaron en difundir imágenes del suceso, que encendieron las redes sociales como un “gol de último minuto”.
Los fantasmas del pasado
Esta no es la primera vez que el “Gullit” se encuentra en un predicamento similar. Ya en enero de 2017, un choque en el bulevar López Mateos reveló su estado de “ebriedad incompleta”. Aunque fue retenido, la intervención rápida de la directiva esmeralda facilitó su liberación. Su historia fuera de la cancha, aunque apasionante, parece estar llena de «faltas recurrentes».
Del ascenso al declive
El ascenso de Carlos Peña en el fútbol mexicano no fue cualquiera; fue una estrella que brilló intensamente desde 2011 al ayudar al León a regresar a la Liga MX. Su participación en el bicampeonato de 2013-2014 lo colocó en el radar nacional, llevándolo hasta el Mundial de Brasil 2014. Sin embargo, como un gol anulado por fuera de lugar, su paso por Chivas en 2016 fue intermitente, y nunca logró retomar su magia en León, Cruz Azul, Necaxa, ni en su periplo por tierras extranjeras.
Un exilio inesperado
Peña, parte de aquella generación dorada del León, fue una ilusión de estabilidad. Junto a sus compañeros, transformó la Liga MX, prometiendo gloria para México en el Mundial. No obstante, su historia quedó marcada por decisiones erráticas fuera del césped. Tras su paso por Chivas y León, el camino lo llevó a lugares tan lejanos como Escocia, Emiratos Árabes, y hasta Siria. Su regreso prometido nunca se concretó, dejando una carrera que parece haber caído en tiempo de compensación.
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Hoy, en vez de rugir en la cancha, su nombre se escucha en el eco de sus acciones extracancha. Afortunado en el balón, desafortunado en sus elecciones. Esta historia, de ser de ensueño, parece resistirse a dejar gente boquiabierta por los motivos correctos.
