Íñigo Idiákez, exentrenador del Lleida CF, reveló en El Chiringuito las duras pruebas enfrentadas la temporada pasada en el vestuario del Camp d’Esports. «Había un par de jugadores que los lunes no podían entrenar porque tenían que ir a Zaragoza a vender oro». Estas palabras dibujan una imagen impactante.
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Duro Golpe Económico en el Lleida CF
Llegado en marzo, Idiákez se encontró con un panorama sombrío: «No pagaba nadie. Los jugadores recibían sueldos modestos, entre 2.400 y 2.500 euros, y en este escenario, que te deban un mes, dos o tres, duele como un navajazo». Las carencias eran tales que algunos jugadores suplicaban por dinero, mientras otros recurrían a vender oro para subsistir. «En un apartamento de una habitación vivían seis jugadores porque no tenían dinero», añadió, pintando una imagen digna de una tragicomedia.
Tensión y Esperanza en la Directiva
El presidente, Luis Pereira, justificó la situación afirmando: «Estoy trabajando en el tema. Amo al club y a la ciudad. He pagado todo hasta que no he podido. Si supero esta situación, el club tiene asegurado el futuro». Sus palabras suenan como una canción de esperanza para una afición que ve un rayo de sol entre la tormenta.
Milagro en el Campo
Pese a todo, la única luz al final del túnel fue mantener la categoría. «Afortunadamente, en el ámbito deportivo, salvamos la categoría a pesar de todas las dificultades, pero por desgracia parece que el club va a desaparecer», lamentó Idiákez, recordando un logro que, en esas circunstancias, se siente como un gol en el último minuto.
Las revelaciones de Idiákez dejan entrever un club al borde del abismo, donde el amor por el fútbol y la resistencia de los jugadores son el único motor que sigue rugiendo en medio de la adversidad.
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