El dolor en el alma de Ezequiel Cerutti se hizo palpable cuando sufrió una lesión que lo dejó fuera de la vibrante contienda entre San Lorenzo y Platense. Emociones a flor de piel, el jugador se retiró del campo con el corazón hecho trizas, mientras la hinchada llenaba el aire de angustia y preocupación.

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Un partido que prometía
Era una jornada que, a priori, prometía ser un festín futbolístico. Los hinchas de San Lorenzo llegaban al estadio con el pecho inflado de orgullo, ansiosos por ver a su equipo desplegar su juego. Cerutti, con su zurda mágica, era uno de los pilares de la ofensiva, listo para dejar su huella en el césped de Boedo. Pero el destino, en un giro cruel, decidió jugar sus cartas.
El momento trágico
El partido comenzó a ritmo frenético, con el Ciclón apretando y Platense resistiendo como un gato en la ventana. Sin embargo, a los 25 minutos, una jugada desafortunada cambió el rumbo. Ezequiel, en una carrera a fondo, sintió cómo una punzada lo detuvo en seco, como si le hubiesen dado un balde de agua fría. Caído en el suelo, su rostro era una mezcla de incredulidad y dolor, como si le hubiesen robado un sueño.
Los médicos y sus compañeros se acercaron de inmediato, y el murmullo de preocupación recorrió el estadio. El corazón de los hinchas se encogió, y en ese instante, el silencio se hizo dueño de la cancha. “¡No, por favor!”, se escuchó entre susurros, mientras todos esperaban que se tratara de algo leve. Pero la expresión de Cerutti decía todo: el desconsuelo se había instalado en su mirada.
Un líder impotente
Con cada minuto que pasaba, la tribuna se transformaba en un mar de incertidumbre. Cerutti, que siempre había sido un luchador, un gladiador en la batalla del fútbol, ahora se encontraba impotente. Los aplausos que alguna vez lo llevaron a ovaciones eran ahora ecos de aliento que parecían resignarse ante la eventualidad de una ausencia prolongada.

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La imagen de Ezequiel dejando el campo en muletas es una que quedará grabada en la memoria de los hinchas. Es como ver caer a un gigante, un coloso que ha dado todo por los colores y que, en un instante, se ve forzado a ver el espectáculo desde la línea de banda, con la ilusión desgarrada.
La esperanza florece
Pero en medio de la tristeza, también hay resquicios de esperanza. La fe inquebrantable de los hinchas y la pasión del plantel son fuerzas que pueden, de alguna manera, curar las heridas. Cerutti se levantará, porque un verdadero guerrero nunca se rinde. San Lorenzo tiene un pilar en su corazón, y mientras el mundo del fútbol gire, su espíritu combativo seguirá iluminando cada rincón de la cancha.
Los sanlorencistas esperan contar nuevamente con su estrella, mientras el dolor de esta lesión se convierte en un nuevo capítulo en la lucha de Ezequiel Cerutti. El camino se presenta largo y espinoso, pero como siempre, el fútbol tiene la capacidad de sorprender y de devolver sonrisas donde hubo lágrimas.
Así, con el corazón en un puño, la familia azulgrana se aferra a la esperanza de que pronto volverá a ver a su ídolo en acción, dejando todo en la cancha, como solo él sabe hacer. ¡Fuerza, Ezequiel!
