En un primer tiempo lleno de adrenalina, Kevin Mier se erigió como el héroe del Clásico Joven. El portero colombiano brilló con luz propia en un duelo electrizante entre Cruz Azul y América, donde cada detalle marcó la diferencia. Sin embargo, la fortuna le jugó una mala pasada al guardameta, quien cometió un error que selló la suerte de su equipo en esta apasionante serie.
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Kevin Mier, de figura a villano en cuestión de minutos
En este choque decisivo por el segundo boleto a la Gran Final del Clausura 2025, cada jugada contaba y la estrategia de la Máquina, centrada en rápidas contras, tuvo al América a la vuelta de la esquina del gol en varias ocasiones a lo largo de la primera mitad.
A pesar de la presión constante, Kevin Mier mostró su calidad, dejando a los de Coapa lamentándose con al menos cuatro atajadas espectaculares que enardecieron a la afición celeste. Desde el minuto 16, realizó una doble intervención magistral: primero, se lanzó con agilidad para desviar un potente remate de Víctor Dávila y, segundos después, tapó un cabezazo de Henry Martín que parecía destinado a las redes. Mier se convirtió en el muro imbatible que ahoga gritos de gol en el seno de los azulcremas.
Aun con la presión, al minuto 26, el América volvió a poner a prueba al guardameta. Henry Martín se encontró cara a cara con Mier, quien, con reflejos de un gato, desvió el disparo, que impactó en el poste, manteniendo con vida las esperanzas de la Máquina. Su futuro en el fútbol europeo podría sonar tentador, pero será un verdadero desafío llenar el hueco que dejaría.
Un giro inesperado en la trama
Sin embargo, la trama dio un giro dramático en el Ciudad de los Deportes. En un momento que parecía controlado, Kevin Mier cometió un error imperdonable: dejó escapar un balón en el área que fue oportunamente capitalizado por Rodrigo Aguirre, quien fue derribado por el portero. Después de una revisión del VAR, el árbitro no dudó en señalar el penalti. Henry Martín tomó el balón y, con frialdad, lo convirtió en gol, iniciando la remontada del América.
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Esa dolorosa equivocación del ‘1’ marcó el punto de quiebre, catapultando a los de Coapa hacia la gran final y dejando a la Máquina con el corazón encogido. Al final, el Clásico Joven dejó una huella imborrable, recordándonos que en el fútbol, la gloria y la tragedia pueden cambiar de bando en un abrir y cerrar de ojos.
