En vísperas del clásico, la gran interrogante de Ancelotti era decidir entre la experiencia de Rodrygo o la emergente estrella Arda Güler. Finalmente, los vientos de cambio han soplado en Madrid y el joven talento turco iniciará por primera vez contra el FC Barcelona. Esta decisión se perfila como una jugada maestra estratégica de Ancelotti, quien busca restablecer el éxito con el sistema en rombo que tantas alegrías le dio al Real Madrid la temporada pasada.

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Adaptaciones necesarias en el once titular
Ante los problemas defensivos evidentes y los 12 goles encajados por el Barça esta temporada, Ancelotti apuesta por reforzar el centro del campo. El intento es claro: robarle el balón a los azulgranas y evitar que el ataque blanco, liderado en otras ocasiones por Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham, pierda consistencia.
Rodrygo en el ojo del huracán
La figura de Rodrygo, a menudo aclamado como un diamante en bruto, se encuentra en el punto de mira. Su rendimiento ha sido una sombra de lo que solía ser, con solo un gol en los últimos tres meses, una cifra que no corresponde a un atacante del calibre del Real Madrid. Esta estadística ha derivado en que sea Rodrygo quien vea desde el banquillo el inicio del clásico.
El resurgir del talento turco
El guion se invierte para Arda Güler, quien ha sido un torbellino de creatividad y potencial en las últimas semanas, aportando dos goles y dos asistencias en tres partidos. El ex del Fenerbahçe se ha convertido en un faro de esperanza para los blancos. Su habilidad para desbordar y generar oportunidades desde la banda derecha no solo añade dinamismo, sino que reconstruye una parte crucial del esquema ofensivo de Ancelotti.
El as bajo la manga: Balón parado
Además, el arma secreta de Güler es su capacidad en el balón parado. Con una zurda precisa como un bisturí, su habilidad para lanzar córners se ha transformado en una amenaza constante. Fue precisamente él quien, con un centro quirúrgico, asistió a Tchouameni en la final de Copa.

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Las declaraciones de Ancelotti dejan claro que la atención en el balón parado puede ser determinante ante el Barça, que obliga a los jugadores del Madrid a mantener los ojos bien abiertos. Con todos estos ingredientes, el clásico promete ser un espectáculo lleno de emoción y estrategia, con cada pase y cada jugada tocando el alma de los aficionados al fútbol.
