Marcelino, con el corazón en la mano y la mirada puesta en el horizonte, ha declarado que el tener más partidos en casa que rivales como el Athletic y el Betis es una auténtica bendición. Como un jugador que se prepara para un partido decisivo, el técnico está convencido de que esta ventaja será un factor determinante en la temporada.

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La Fortaleza del Hogar
Imagina un estadio convertido en un auténtico fortín, donde cada grito de la afición es un rugido ensordecedor que impulsa a los jugadores hacia la gloria. Para Marcelino, jugar en casa es como tener un as bajo la manga, una carta que puede cambiar el rumbo del partido como una repentina ráfaga de viento en un día de calmado.
El Duelo de Titánes
Con la competición al rojo vivo, Marcelino sabe que enfrentarse a rivales como el Athletic y el Betis es como bailar con lobos. Sin embargo, contar con más duelos en su propio feudo le permite soñar a lo grande. «El partido se juega con el corazón en la mano», podría decir un aficionado en la grada, y eso es exactamente lo que espera el entrenador de su equipo.
- Jugadores concentrados y dispuestos a dejarse la piel sobre el césped.
- Afición entregada, como un río que nunca deja de fluir.
- Estrategias bien pensadas, como un ajedrecista moviendo sus piezas con precisión milimétrica.
No es Solo Cuestión de Suerte
Para Marcelino, el terreno de juego es como un campo de batalla, donde cada partido es una contienda que se lucha con orgullo. Tener más encuentros en casa no es solo cuestión de suerte, sino una herramienta estratégica que el equipo debe aprovechar al máximo, como un guerrero que sabe utilizar su escudo.

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Al final del día, lo importante es jugar cada encuentro como si fuera el último, con la pasión que solo el fútbol puede despertar. Y en casa… en casa el equipo se convierte en un gigante imbatible.
