Guillermo Barros Schelotto no escondió su frustración tras la dura derrota de Vélez en el Monumental. Con el corazón a mil por hora y la mirada fija en el horizonte, arremetió: “Es difícil cuando le regalás tres goles a River”. ¡Y qué razón tiene! El Fortín salió a la cancha con ganas, pero en un abrir y cerrar de ojos, el Millonario se llevó el partido como si fuera una travesura en la plaza.

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Una defensa que grita auxilio
La primera parte del encuentro fue un auténtico calvario para los de Liniers. Cada vez que los rivales se acercaban, la defensa parecía un colador, dejando pasar situaciones de gol como si nada. ¡Pum! Un descuido y el primero de River ya estaba en el marcador. La afición se tomó la cabeza, mientras los jugadores miraban al suelo, sabiendo que el Titanic se hundía a velocidad vertiginosa. “No podemos cometer esos errores en una cancha así”, sentenció Schelotto, con la emoción a flor de piel.
El golpe emocional
Los momentos clave en el partido fueron una montaña rusa de emociones. Cuando Vélez tenía la oportunidad de empatar, un remate potente se fue desviado por milímetros. El grito de gol quedó atrapado en las gargantas de los hinchas, quien, sin embargo, no dejó de alentar en cada jugada. Ahí estuvo el alma de la hinchada, y eso no se compra en ningún lado.
La segunda parte fue un intento de redención, pero la muralla del equipo local parecía impenetrable. Y cuando menos lo esperaban, ¡zas! Otro gol de River. La desilusión se hizo palpable en el ambiente. “Intentamos reaccionar, pero el fútbol no perdona”, reconoció el técnico, mirando con determinación a sus futbolistas. Hay que tener agallas para no rendirse, y Vélez está convencido de que este tropiezo no será el epílogo de su historia.
¿Qué sigue para el Fortín?
Las palabras de Guillermo resonaron con fuerza: “Vamos a levantarnos”. Y es que en el mundo del fútbol, como en la vida, siempre hay que volver a levantarse, sacudirse el polvo y seguir luchando. La próxima vez, Vélez deberá ser más astuto, más decidido. Porque el corazón del futbolista y la pasión del hincha no se apagan tan fácilmente.

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El Fortín tiene una cita importante con la historia. El camino es duro, pero su hinchada sabe que cada caído se convierte en un guerrero. ¡A no bajar los brazos, Vélez! El fútbol siempre tiene revancha.
