Desde que Sebastián Driussi pisó el césped de La Bombonera, el Superclásico se convirtió en su escenario predilecto. Cada vez que su nombre resuena en la previa, los hinchas se preparan para una nueva explosión de emociones. ¿Por qué? Porque Driussi tiene una costumbre que ya se vuelve leyenda: anotar en los partidos más intensos. ¡Y qué goles!

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La magia de Driussi en el duelo de titanes
El “9” de River Plate no solo lleva la camiseta, sino que también carga con la presión y la pasión de millones de hinchas que sueñan con ver el balón besando las redes rivales. En cada Superclásico, su presencia en el área adversaria es como un torbellino: impredecible y arrollador. ¿Recuerdan aquel golazo que desató la locura en el Monumental? Un zapatazo desde fuera del área, que dejó a los arqueros temblando y a la tribuna estallando en un grito ensordecedor. ¡Bum! El rugido de la multitud fue música para sus oídos.
Goleador del pueblo
Cada vez que se aproxima el momento del pitazo inicial, el pulso sube y las almas vibran. Driussi sabe que el Superclásico no es un partido más; es un acontecimiento que se vive como una final. Su espíritu gladiador le permite moverse entre defensas rivales como pez en el agua. Cada gambeta, cada desmarque, es un susurro del destino: «Hoy es tu día».
Y ahí está, como quien llega justo a tiempo para la fiesta, listo para convertir el partido en un verdadero espectáculo. Con cada gol que anota, se convierte en un héroe para el pueblo millonario, y la gente lo aclama como si de un ídolo antiguo se tratara, llenando las gradas con cánticos que retumban en cada rincón del estadio.
El ritmo del Superclásico no se detiene, y con él, la leyenda de Driussi sigue en ascenso. ¡Que sigan los goles! ¡Que siga la fiesta! ¡Que viva el fútbol! Su próximo capítulo nos espera, y todos queremos ser parte de esta historia que nunca deja de emocionarnos.

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