El 2 de junio de 2021, Carlo Ancelotti regresó a un escenario familiar que había dejado atrás con cierta melancolía. En una rueda de prensa telemática desde Valdebebas, fue presentado como el entrenador rescatado del olvido del Everton, a pesar de su brillante palmarés de tres Champions. Sin embargo, la llamada de Florentino Pérez reavivó la chispa, reinstaurando una sociedad que sigue defendiendo fervientemente, incluso en los momentos más oscuros de su segunda etapa en el Real Madrid, donde ha hecho historia al convertirse en el técnico más laureado de la entidad.

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La evolución de Ancelotti
«Carlo Ancelotti no es el mismo. Soy distinto», afirmó con convicción. «Tengo seis años más de experiencia, a veces negativa y a veces positiva.» Comentaba en su regreso, consciente de los aprendizajes agridulces que cualquier carrera profesional trae consigo. Con jugadores jóvenes y talentosos como Rodrygo, Vinicius, y Valverde en su escuadra, señalaba la necesidad de pulir y ajustar esa calidad en bruto que esperaba florecer. Para este equipo, cual ave fénix, la resurrección empezó rejuveneciendo el núcleo agotado bajo la era de Zidane, aunque el cambio no se sintiera igual en todas las áreas.
Ancelotti y su fortaleza en el Real Madrid
Casi cuatro años después, «Carletto» sigue acumulando experiencia, como acumulador de copas, con dos Champions más entre sus gloriosos laureles. Una fue un odisea épica de remontadas increíbles, la otra un reflejo de cohesión solidaria. Ancelotti sigue mostrándose como un pilar inquebrantable de compromiso hacia el club, a pesar de haberse distanciado ocasionalmente del discurso oficial en algunas ruedas de prensa. Incluso tras el varapalo en la Liga de Campeones, Ancelotti cerró filas en torno al Real Madrid. «Florentino me ha dado más cariño estos días que en los buenos momentos», declaró antes del decisivo enfrentamiento contra el Athletic, defendiendo la unidad en un mar de incertidumbres.
Del apoyo incondicional al silencio estratégico
La eliminación en el Etihad desafía como un espectro constante. Ante un devastador 4-0 frente al City de Guardiola, Ancelotti se mantenía firme, declarando: «Nadie duda de mí. El presidente ha sido muy claro». La temporada cerró con la conquista de la Copa del Rey y el capital de la pasada Champions. Emilio Butragueño respaldó al técnico en ese entonces, con un tono sereno y moderado que caracteriza sus declaraciones. Tras el revés contra el Arsenal, el mensaje mudó, aunque mantenía su esencia: una firme invitación a levantarse y batallar nuevamente por ese trofeo que define la ambición madridista.
Reflexión tras los fracasos ante City y Arsenal
Un contraste visual entre el desánimo del Etihad y el júbilo en Wembley resume la metamorfosis del fracaso en éxito. Con Kroos y Modric abatidos tras ser superados por los de Silva, y luego la imagen de Kroos alzando orgulloso un trofeo, cerrando una etapa memorable. Sin embargo, Ancelotti sigue sin encontrar sustituto para el alemán, tanto en espíritu como en táctica. Su decisión de fichar a Mbappé, aunque discutida, trae consigo un replanteamiento estratégico. Ancelotti hoy, mirando con nostalgia su reflejo en el agua del pasado, debe ajustarse al presente, donde cada elección moldeará un desenlace incierto.

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