¡Qué partidazo, madre mía! Rosario Central se despachó con una goleada espectacular ante Instituto, y de esta manera, se subió en lo más alto del Grupo B, afilado como un cuchillo de chef en plena cocina. Los canallas brillaron en el Gigante de Arroyito y dejaron en claro que de aquí en más, serán un equipo a tener en cuenta en esta apasionante batalla del fútbol argentino.
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El espectáculo comenzó
Desde el pitazo inicial, el ambiente estaba cargado de energía, como si la hinchada hubiera enchufado un superconductor en la tribuna. Rosario Central salió a comerse la cancha, y lo hizo con ganas, mostrando una intensidad digna de un equipo que sabe que cada punto cuenta. Tan solo a los seis minutos, un bombazo de Mariano González rompió las redes de Instituto y disparó la locura en el estadio. ¡Boooom! Fue como un trueno que retumbó en la ciudad.
La defensa de Instituto no pudo contener la arremetida auriazul. Con cada ataque, la ilusión de los hinchas crecía, como una masa de pan que sube en el horno. ¡Fue un festival de fútbol! Y a los 25 minutos, en una jugada exquisita, Cristian Báez se despachó con un golazo que dejó paralizado a más de uno. La pelota se coló en el ángulo como una flecha, y el grito de gol se escuchó en todo Rosario.
Cierra de lujo
El primer tiempo fue un despliegue de buen fútbol, pero aún quedaba la segunda mitad para disfrutar el espectáculo en todo su esplendor. Y qué decir del segundo tiempo: Rosario Central salió con la misma garra, dejando claro que no iba a aflojar ni un poquito.
En el minuto 62, Franco Farias se hizo dueño del balón y, como si jugara al patio de casa, se metió en la defensa rival para luego asistir a Lucas Gamba, quien no perdonó y selló el partido con un gol más. ¡El estadio estalló! Era una fiesta de colores y cánticos que se desbordaba por las calles de la ciudad.
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Con el reloj marcando los últimos minutos, Instituto trató de despertar, pero se topó con un muro fierro llamado Gonzalo Torres, que desvió todo intento de reacción. El pitido final resonó como una señal de triunfo y desató una explosión de júbilo: ¡Rosario Central se adueñó de la cima del grupo!
Conclusión: La victoria, más que un simple resultado, fue una declaración de intenciones por parte de los canallas. Jugaron como un verdadero locker y donde hay unión, viene la dicha. La hinchada se fue de Arroyito cantando como nunca, esperando que continúen con esta racha impresionante. ¡Así se escribe la historia en el fútbol argentino! ¡Vamos, Central!
