Germán Berterame, delantero del Monterrey, no pudo contenerse y rompió el silencio tras su expulsión en el intenso enfrentamiento del Clásico Regio contra Tigres. El partido se volvió un torbellino de emociones y Berterame se ganó una segunda tarjeta amarilla por insultar al árbitro, un hecho que quedó grabado ante las cámaras y que, sin duda, dejó una huella en el ánimo del equipo.

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El atacante, en una rueda de prensa cargada de sinceridad, se presentó ante los medios con la firme intención de asumir su error: «Esto se lo pedí al club para dar la cara, para asumir el error, soy autocrítico y, obviamente, estoy deshecho. Estuve deshecho ayer con todo el grupo. Lo dije delante de todos, soy muy sensible en esas cosas, así que me costó un poco», confesó con voz entrecortada.
Berterame, con el corazón en la mano, no solo se disculpó con su equipo, sino también con la afición que esperaba mucho de él. Sabe que su expulsión dejó a Rayados con un hombre menos, lo cual facilitó la labor de los Tigres, que aprovecharon la situación para remontar el marcador. «Toda la noche no pude dormir por lo que he vivido. Asumo todas las críticas que se vengan, porque soy responsable. Estoy un poquito descontento por la afición y por todo el equipo, porque lo dejé con uno menos y luego se puso cuesta arriba. En este sentido, estoy muy decepcionado conmigo mismo», declaró con evidente pesar.
Las palabras sinceras de Berterame adquieren un peso significativo tras la dramática expulsión que, además de desestabilizar a su equipo, abrió las puertas a los atacantes de Tigres, quienes marcaron dos goles cruciales y dejaron una sensación amarga en los seguidores de Monterrey. Con la mente aún en el partido, el delantero entiende que su acción tuvo un impacto directo en el desempeño del equipo.
La tensión en el Clásico Regio llegó a su punto más álgido cuando la decisión del árbitro cambió el rumbo del encuentro. Con dos tarjetas rojas en su balance, Rayados no pudo soportar la embestida de Tigres, quienes supieron aprovechar la ventaja numérica y se llevaron el duelo. La locura se vivió hasta el final del partido, un recordatorio de que el fútbol es un espectáculo lleno de giros inesperados y emociones desbordantes.

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En conclusión, la situación de Germán Berterame es un claro ejemplo de cómo una decisión puede transformar la narrativa de un partido. Su autocrítica y el deseo de reconciliación con su club y la afición reflejan el verdadero espíritu del deporte: la humildad y el deseo de superación. Sin duda, un momento a recordar que deja lecciones valiosas en cada rincón de la cancha.
