Vélez Sarsfield vivió una jornada para el olvido en Liniers, donde cayó ante Sarmiento de Junín con un contundente 2-0. El Fortín, que esperaba volver a enderezar el rumbo en la lucha por el Apertura, se encontró con un rival que llegó a Buenos Aires con el cuchillo entre los dientes y no se lo pensó dos veces antes de poner a los de Gareca contra las cuerdas.

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Un arranque titubeante
Desde el pitido inicial, la energía positiva que esperaban los hinchas no se hizo presente. Vélez, que había prometido dar una muestra de su verdadera esencia, mostró una imagen opaca, casi como un pastel sin azúcar. El primer tiempo fue un ensayo de descontrol, con errores en la salida y una falta de claridad que resultó alarmante. ¡Ay, Vélez, cómo nos duele verte así!
Sarmiento, por su parte, salió a morder, y lo hizo con precisión. En una contra letal a los 20 minutos, los visitantes abrieron el marcador con un golazo de un delantero que no perdonó, aprovechando una distracción en la defensa local. Fue un balde de agua fría, un golpe al corazón de los hinchas que veían cómo el equipo se desmoronaba.
La agonía se intensifica
Ya en el segundo tiempo, el Fortín intentó reaccionar. Se escuchaban los gritos de los aficionados, que pedían a gritos un cambio de actitud y un gol que despertara la pasión dormida. Sin embargo, las oportunidades se desvanecieron como el humo, y cada intento se encontraba con la muralla que Sarmiento había armado. La desesperación creció cuando, en un nuevo descuido defensivo, el equipo juninense sentenció el partido con un segundo gol que dejó a todos en Liniers con el corazón en un puño. ¡No lo puedo creer!
Los últimos minutos fueron un torrente de emociones, pero Vélez no logró concretar ni las jugadas más claras. La frustración se apoderó de la multitud que, con la garganta desgastada, se preguntaba si era posible recuperarse en lo que queda de torneo. La sensación de que la situación es más compleja que un simple par de resultados desfavorables se hacía palpable.

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Aquí no hay tregua
Vélez Sarsfield ahora debe replantearse y encontrar respuestas rápidas. ¿Cómo se volverá a levantar este equipo que, en los papeles, tiene todo para brillar pero que en la cancha está más perdido que un pulpo en un garaje? La próxima fecha será crucial y el duelo de la siguiente jornada será una verdadera prueba de fuego. Los hinchas, que nunca abandonan, tendrán que levantar la voz y alentar para que el Fortín resurja de sus propias cenizas. ¡Vamos, Vélez, la historia aún no está escrita!
