¡El París Saint-Germain vuelve a reinar en la Ligue 1!

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El pasado sábado, los corazones de los seguidores del PSG latían con fuerza. El alirón se encontraba al alcance de su mano y solo hacía falta un último empujón. Sin embargo, el destino tenía reservado un giro inesperado. Quien crea que en el fútbol todo es cuestión de esperar sentado en la comodidad del sofá, se equivoca. El combate se libraba no solo en el césped, sino también a lo largo y ancho de la tabla de posiciones, con una matemática a punto de resolverse.
Un campeonato casi asegurado: las premisas fundamentales
Para que los parisinos alzaran nuevamente la copa, se requerían tres premisas: una derrota del Marsella, un empate entre el Mónaco y el Niza y, claro está, una victoria del PSG, como el broche de oro en el Parque de los Príncipes. Dos de esas condiciones estuvieron al borde de cumplirse por arte de magia, pero Hütter y los suyos se encargaron de posponer lo inevitable, como un trueno que retumba en la distancia antes de la tormenta.
No hay mal que por bien no venga
Se rumoreaba que únicamente bastaba un empate ante el Angers para sellar el destino del campeonato. Y entonces, como si fuera guion de película, apareció el joven prodigio Desiré Doué con una diana que se clavó en la red como una flecha certera. ¡Gol al canto! El estadio explotó de júbilo. Era tiempo de cantar victoria. Así, el PSG firmó, con la sutileza de un pintor, su decimotercer trofeo liguero.
El triunfal mandato de Luis Enrique
Este título supone un pleno absoluto para Luis Enrique en su incipiente etapa en el banquillo parisino. Dos de dos, todo un pleno al quince. Si el camino del éxito estuviera pavimentado con emociones puras, el entrenador asturiano ha sabido recorrerlo con el ímpetu de un torbellino.

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Con el trofeo ya asegurado, el París Saint-Germain vuelve a reinar en suelo francés. Sin duda, el rey del fútbol francés sigue vistiendo los colores azules y rojos, en un campeonato que tiene la magia reservada para los que jamás pierden la esperanza. ¡Vive le PSG!
