El clásico del fútbol peruano entre Alianza Lima y Universitario de Deportes, disputado el último sábado en el icónico estadio Alejandro Villanueva, dejó mucha tela por cortar debido a las controversiales decisiones del árbitro Daniel Ureta. Este emocionante duelo, correspondiente a la séptima fecha del Torneo Apertura de la Liga 1 2025, culminó con un empate 1-1, pero no sin una lluvia de críticas y cuestionamientos sobre el desempeño arbitral. Miguel Scime, exárbitro argentino de renombre y actual director del Instituto de Árbitros de Fútbol (IAF), se encargó de desglosar las jugadas más polémicas que levantaron olas de comentarios en las gradas y en el mundo digital.

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El primer chispazo: un codo y mucho revuelo
Desde el inicio, el clásico limeño encendió motores con intensidad y roce, características innegociables de este tipo de enfrentamientos donde se ponen en juego más que tres puntos: el orgullo y la honorabilidad. Tan solo iban dos minutos en el reloj cuando Paolo Guerrero, el ‘Depredador’ y máquina goleadora de Alianza Lima, protagonizó la primera acción cuestionable al impactar con su codo el rostro de Williams Riveros. Este incidente desencadenó una avalancha de reclamos por parte de Fabián Bustos y su dirección técnica que pedían a gritos la expulsión del delantero, aunque el árbitro solo sacó la amarilla del bolsillo, ignorando la vehemencia de quienes clamaban justicia en Matute.
Una omisión que levantó polvo
Scime no se mordió la lengua y arremetió: “El primer error significativo surgió apenas comenzó el partido, cuando una jugada provocó que el VAR brillara por su ausencia. La falta de intervención en un claro acto de agresión dejó muchas dudas”. Mientras las críticas llovían como granizo, la temperatura del cotejo seguía en ascenso.
Cuando un pisotón pone el pie en el tablero
La tensión se convirtió en un auténtico río desbordado al minuto 16, cuando Pablo Lavandeira fue mandado a las duchas por un pisotón digno de las más apasionadas discusiones. En una disputa ríspida por el balón en el medio sector, la pierna del volante blanquiazul encontró a Jorge Murrugarra y lo dejó con el recuerdo imborrable de un pisotón en el muslo. Aunque a primera vista la jugada pasó desapercibida, la presión del VAR obligó a Ureta a cambiar una amarilla por la flamante cartulina roja.
La revisión que dio en el clavo
La situación, comentada con picardía por Scime, fue clara: “Ureta demoró en entender la gravedad de la jugada que tenía frente a sus ojos. Finalmente, el VAR necesitó levantar la bandera para señalar lo obvio. La sanción fue atinada, pero el camino para llegar a ella fue más largo que un pique al minuto 90”.

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Con estas decisiones y las emociones a flor de piel, el ‘Clásico Nacional’ dejó la mesa servida para el debate. La pelota sigue rodando y las polémicas están a la orden del día. Como diría un hincha ferviente: “¡Así es el fútbol, carajo!”.
