El nombre de Ariel Holan resuena con fuerza en el mundo del fútbol argentino. El técnico está viviendo un momento de ensueño en su aventura al mando de Rosario Central. ¡Sí, señores y señoras! El equipo se encuentra en un presente de gloria, mostrando un fútbol vibrante que tiene a los hinchas festejando a lo grande.
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Un presente dorado en Rosario
Holan, como un director de orquesta enérgico y apasionado, ha logrado que el equipo juegue como una sinfonía perfecta. En cada partido, los jugadores de Central se despliegan como un huracán en la cancha, dejando a sus rivales envueltos en un mar de confusión. El entrenador ha sabido mezclar experiencia y juventud como un chef que sazona una receta mágica. ¡Y el resultado está a la vista!
- Defensa impenetrable: Con un muro defensivo que no deja pasar ni el aire, Central se ha transformado en una roca sólida.
- Ataque demoledor: Con un juego ofensivo que hace temblar hasta los arcos más firmes, los delanteros del canalla están desatando goles como si fueran fuegos artificiales.
El sueño dorado de dirigir a Di María
Pero si hay algo que mantiene al entrenador despierto en la noche, es el sueño de dirigir al crack de crack’s, el mismísimo Ángel Di María. ¡Imagínense! Tener a «Fideo» corriendo por la banda, driblando rivales como si fueran estatuas y dejando boquiabiertos a los hinchas con su magia.
La sola idea de ver a Di María bajo el mando de Holan es comparable a encontrar un tesoro escondido en el patio de tu casa. Sería la guinda del pastel para un entrenador que ya saborea el éxito con Rosario Central. «Sería un regalo del cielo», confiesa Holan, con un brillo en los ojos que delata su anhelo.
«Hay equipo», gritan los canallas
La pasión en el Gigante de Arroyito es un cañonazo de energía, y los hinchas lo saben bien. Cada sábado, el estadio se convierte en un volcán de emociones y en ese caldo de cultivo, Holan sigue construyendo una muralla que aspira a quedarse en lo más alto del campeonato. Así que, con el presente dorado y el sueño de Di María en el horizonte, el futuro parece prometedor.
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Entre la realidad del éxito y las ilusiones de lo que podría ser, Holan y sus muchachos tienen mucho camino por recorrer, pero una cosa es segura: ¡no van a bajar los brazos ni un minuto! ¡Aguante Central!
