El fortín de Liniers se vistió de fiesta, ¡y no es para menos! En un emocionante partido donde la adrenalina estuvo a flor de piel, Vélez le arrebató la victoria a Atlético Tucumán, con un giro de guion digno de una película épica. Fue su segundo triunfo al hilo y los corazones velezanos están latiendo a mil por hora.

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El inicio, una sorpresa para el Fortín
Desde el primer pitazo, el Decano salió con toda la furia de un vendaval en pleno verano tucumano. Un gol tempranero puso a los visitantes adelante en el marcador, dejando a la multitud en el José Amalfitani con el corazón en la boca. Pero, como se dice en el barrio: «vos no sabés lo que es el aguante de Vélez», y el equipo no estaba dispuesto a darse por vencido.
La remontada mágica: del sufrimiento al éxtasis
Fue entonces cuando el Fortín sacó a relucir su garra. Con una energía arrolladora, comenzaron a hilvanar jugadas que dejaban a los tucumanos mareados como un trompo. El empate llegó como un rayo de esperanza, desatando la locura en las tribunas. Las hinchadas cantaban a todo pulmón, era una fiesta total.
- Minuto 70: Una jugada maestra desde el mediocampo, un pase milimétrico que dejó a la defensa rival como estatuas de mármol.
- Minuto 85: Un golazo digno de un artista, de esos que te hacen gritar hasta quedar afónico. ¡Gooooool de Vélez!
Guillermo, la nueva esperanza
A la expectativa de la llegada de Guillermo, un nombre que resuena como música esperanzadora para los hinchas, el equipo demostró tener chapa de campeón. Con este triunfo, Vélez no solo sumó tres puntos, sino que reafirmó que está listo para lo que venga. Así, en una noche para el recuerdo, el Fortín cerró su victoria con un aplauso atronador que retumbó en cada rincón de Liniers. ¡Vamo’ el Fortín!
