En una noche mágica, el joven arquero argentino Juan Cruz Bolado se alzó como el nuevo ídolo del Cusco, Perú. Durante la semana, se lució al asegurar la clasificación de Cienciano a la fase de grupos de la Copa Sudamericana 2025. Fue él quien se enfundó en el manto de héroe al detener dos disparos desde el punto penal en una intensa tanda contra ADT, y más tarde selló el pase con un potente y apasionado remate final. «Seguramente enmarcaré la camiseta para tenerla de recuerdo», confesó a Infobae Perú, con una sonrisa cómplice.

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Una jornada para el recuerdo
En la siempre vibrante ciudad de Cusco, Bolado no solo ganó un partido, sino el corazón de toda una hinchada. Con su actuación memorable, puso en la vitrina del ‘Papá’ una noche que difícilmente se borrará de la memoria de los aficionados. Al preguntársele si ya conocía a Cienciano antes de su llegada, el arquero argentino respondió con respeto: «En Argentina, Cienciano es el equipo peruano más internacionalmente reconocido».
Del sueño al desafío
La travesía de Bolado comenzó en septiembre del año anterior. «Empezamos a hablar; luego, el asunto se enfrió un poco y se concretó al final de diciembre», relata sobre su llegada a esta tierra histórica. Y es que cuando le preguntamos qué lo sedujo, la respuesta fue simple: el proyecto y la historia. «Me pareció un club serio, con un cuerpo técnico acorde al equipo», añadió.
La rivalidad tomada por sorpresa
En el papel, Juan Cruz llegó como suplente, pero nunca vio esto como un impedimento. «En el fútbol, nada está ganado desde antes de empezar», filosofó, evocando la esencia de la competencia en la que siempre ha vivido. «Siempre iba a sumar desde donde me tocara».
El arte de parar y anotar
El encuentro cobraba dimensiones épicas cuando Bolado nos confesó: «Sentía que el partido estaba perdido hasta que Leonel Galeano apareció milagrosamente». Así es el fútbol, lleno de giros dramáticos y épicas remontadas. Y en la decisiva tanda de penales, Bolado tenía un as bajo la manga: «La ayuda de la Virgen, de Dios, de mi familia y de mis compañeros», decía con una sonrisa beatífica.

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El ritual del penal
Cuando llegó el momento del penal de la clasificación, Bolado nos regaló una anécdota para la posteridad: «Fue en ese instante en la transmisión que me señalé y decidí patear. Fue una locura, pero me sentí con la confianza de haber detenido dos penales». Y lo hizo, como con un guion de película, asegurando que si fallaba, confiaba en atajar otro y dar el pase a un compañero.
Más allá de la victoria
Los festejos fueron sonoros, pero Bolado mantiene los pies en la tierra. «Era más una sensación de haber cumplido. Ahora se viene lo que sigue», reflexionó, mostrando madurez. Con una videollamada a la familia y una novia en Cusco sufriendo por la televisión, compartió la emoción y el sacrificio que encierra este deporte.
Un equipo unido
Dentro del vestuario, Bolado destacó la influencia de veteranos como Christian Cueva, a quien describió con admiración: «Christian tiene una humildad que pocos tienen». Y aunque Bolado guarde amistades entrañables, como con Wilder Cartagena de sus tiempos en Godoy Cruz, asegura que conservará la camiseta de esta proeza histórica.
Con un horizonte claro, Bolado no sueña, planea: «Queremos pasar de grupo en la Sudamericana. Apuntamos a hacer historia». Y mientras el arquero continúa su camino, ya tiene un objetivo personal claro: «Seguir creciendo, seguir sumando partidos y disfrutando del fútbol». Porque en el fondo, lo que más importa es ser feliz en la cancha.
