En una jornada crucial para el destino del Valencia, los chés vivieron una noche digna de epopeya griega, donde Umar Sadiq emergió como el salvador que Mestalla clamaba. En su pugna por huir del descenso tras 161 días, los pupilos de Corberán lograron una victoria de oro que catapulta sus aspiraciones de permanencia y deja al Valladolid inmerso en un doloroso descenso a los infiernos de Segunda División tras un vibrante 2-1.
Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
Errores y aciertos en un primer acto de infarto
La primera mitad fue un torbellino de emociones donde los errores se mezclaron con momentos de brillantez. El Valencia, consciente de la trascendencia del encuentro, salió con el cuchillo entre los dientes. La afición vibraba en un Mestalla que alentaba sin cesar. Tal como se reza en el fútbol, «quien perdona, lo paga», pero los chés supieron tomar ventaja al inicio. Una jugada orquestada sobre la marcha por Diego López, tras recibir la asistencia de Sadiq, culminó en un disparo cruzado al segundo palo que dejó al portero pucelano, Hein, sin opciones. El estadio explotó mientras el marcador reflejaba el 1-0.
No obstante, el fútbol es un juego caprichoso. Justo antes del pitido del descanso, un desafortunado Mamardashvili, cual Icaro en su vuelo demasiado cercano al sol, entregó el balón en bandeja a Latasa. El delantero del Valladolid no dejó pasar la oportunidad y batió con un tiro entre las piernas al guardameta, firmando el 1-1, simbolizando el saqueo pucelano en el jardín del Valencia.
Sadiq, el resurgir del guerrero
Ya en el segundo acto, un Valencia endurecido y con conciencia de lo que estaba en juego, buscó desahogar su angustia a través de Sadiq, quien había vivido una primera parte como un náufrago en un mar de imprecisiones. Al minuto 60, el coloso nigeriano transformó sus frustraciones en determinación. Controló con maestría un balón que viajaba como una flecha directo a su destino, superó la marca de un Cenk asombrado, y con un natural disparo cruzado elevó al Valencia y su hinchada al éxtasis: 2-1.
Desde entonces, el Valencia, como un toro bien lidiado, mantuvo a raya al Valladolid, cuyos intentos por revertir su suerte se evaporaron en la recta final. La campana del tiempo sonó, y los tres puntos vitales permitieron a los chés escapar finalmente del descenso. En cambio, los vallisoletanos se ven obligados a contemplar un futuro incierto que se avecina en la grisura de la Segunda División. La épica actuación de Umar Sadiq quedó grabada en la memoria de Mestalla, ese coliseo futbolístico que volvió a latir con la fuerza de antaño.
Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
