En la Noria, los vientos de discordia soplan con fuerza, y el epicentro de esta tormenta parece ser Vicente Sánchez, técnico interino de Cruz Azul. La cuerda floja sobre la que camina está cada vez más tensa, pese a que parece que se mantendrá al mando de la Máquina hasta el final del torneo Clausura 2025 y la Copa de Campeones de la Concacaf. Sin embargo, su destino pende de un hilo. Una seria de situaciones han comenzado a incomodar a jugadores clave del equipo, lo que podría significar un sismo interno de grandes proporciones.
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Posibles relevos en el horizonte
Las nubes de incertidumbre se opaquen más, dado que nombres como Guillermo Almada y Gabriel Milito empiezan a girar en la órbita celeste, listos para tomar las riendas si se produce un cambio de capitán. A Vicente Sánchez le urge calmar las aguas turbulentas en su vestuario, pero la escuela de estos timoneles potenciales no deja de sumar presión, al igual que algunas voces en la plantilla que claman por un nuevo rumbo.
El malestar crece en el vestuario
Al parecer, las aguas en el plantel comienzan a hervir. Mateusz Bogusz, mediocampista polaco de la escuadra celeste, dejó clara su frustración durante el enfrentamiento contra el Seattle Sounders. Fue un combustible perfecto para el rumor del descontento cuando, al ser sustituido, su inconformidad fue captada bajo la lupa de las cámaras, un gesto que el propio Vicente Sánchez pareció ignorar olímpicamente.
La escasez de minutos, el motor del disgusto
Pero Bogusz no es el único inconforme. El joven talento argentino de raíces mexicanas, Luka Romero, también se ha encontrado con un muro de frustración. Ante los Sounders, apenas tocó el césped por unos fugaces cuatro minutos. En un vídeo que se difundió rápidamente en redes sociales, puede verse a Romero visiblemente agitado, calmado solo por el consuelo de su compañero Jorge Sánchez.
Desde su llegada a la Máquina, Romero ha visto acción en tan solo 10 partidos combinando la Liga MX y la Concachampions 2025. Ha acumulado apenas 438 minutos de juego y solo cuenta con un gol en su cuenta, cifras que no reflejan el peso que se esperaba de él luego de desembolsar 3.6 millones de dólares por su fichaje. La falta de acción resuena como un eco en el vestuario, y el relato se vuelve más espeso, como el humo de una fogata en pleno invierno.
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