La voz de Fernando Gago resuena fuerte y claro en el Valle, como el eco de un tambor en un partido decisivo. El capitán que supo brillar dentro de la cancha se adentra en el tema del momento: la mala racha de Edinson Cavani. “El gol va a llegar, es una cuestión de tiempo”, asegura con determinación, como un faro de esperanza que ilumina el camino de un gigante que, aunque tambaleando, no está caído.
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Un gigante en la tormenta
Cavani, ese delantero que ha deslumbrado a medio mundo con su olfato de gol y su entrega inquebrantable, ha entrado en una nube gris. Pero Gago, con la claridad de un buen vino, nos recuerda que el fútbol es como una montaña rusa, lleno de altibajos. “Cuando menos te lo esperas, la pelota entra como una exhalación”, dice, y es que en el fondo, todos sabemos que estamos hablando de un goleador nato; un león que, aunque herido, sigue rugiendo.
Un puñado de oportunidades
En los últimos partidos, Cavani ha tenido sus chances. Recuerdo esa jugada donde el esférico pasó como un rayo junto al palo, haciendonos contener la respiración. O esa vez que se echó al suelo para intentar un remate imposible, un reflejo de su pasión desmedida por el juego. ¡Clang! El travesaño vibró, pero el gol no llegó. Sin embargo, el espíritu competitivo del delantero uruguayo sigue encendido, como una llama que se niega a apagarse.
El apoyo de Gago se convierte en un bálsamo para los hinchas que, entre suspiros y esperanzas, siguen alentando a Cavani. “Hay que tener fe, muchachos. El fútbol es un arte y a veces, los artistas necesitan un poco más de tiempo para crear su obra maestra”. Un mensaje claro: en el fútbol, lo importante es mantenerse firme y perseverar, como un torero en la plaza: si no sale a la primera, no hay que rendirse; hay que volver al ruedo y seguir luchando por la gloria.
La espera puede ser larga, como un invierno que se niega a irse, pero cuando el hijo pródigo vuelve a marcar, esa alegría será más dulce que un mate bien cebado. Porque a fin de cuentas, sabemos que el fútbol es también sobre dar, recibir, y siempre, siempre, volver a levantarse. ¡Vamos, Edinson! ¡Aquí te estamos esperando!
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