Hace apenas un mes, el Real Madrid navegaba en LaLiga con la confianza de un equipo que cabeza en alto y sin mirar atrás. Los blancos habían aprovechado la mala racha del Barça, acumulando victoria tras victoria, y se erigían como líderes indiscutibles con cuatro puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid y, nada menos, que siete puntos sobre el equipo de Hansi Flick.

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Un giro de 180 grados
Los pupilos de Ancelotti parecían tener el título de campeones a las puertas, pero el último mes les ha dado un duro golpe. Entre el 1 de febrero y el 1 de marzo, el Real Madrid vivió una auténtica pesadilla. En cinco partidos que ofrecían la posibilidad de sumar 15 puntos, apenas lograron rescatar cinco. Una victoria, dos empates y dos derrotas han evaporado la ventaja, dejándoles en tercer lugar a tan solo dos puntos del Atlético y con el temor de verse a tres del Barça si los de Flick triunfan ante la Real Sociedad este domingo.
Polémicas que caldean el ambiente
El inicio del mes de febrero fue una tormenta perfecta de conflictos. Arrancaron con una polémica derrota ante el Espanyol donde Carlos Romero, quien se coronó con el gol de la victoria, evitó la expulsión por una dura entrada sobre Mbappé. Este partido desató la cruzada pública del Madrid contra los árbitros, un enfrentamiento que ha desviado su enfoque del campo de juego hacia su batalla frente a los colegiados.
Tras este incierto comienzo, llegó el derbi contra el Atlético. El Santiago Bernabéu fue testigo de cómo Tchouameni complicó a los de Ancelotti con un penalti fruto de un pisotón sobre Samu Lino, aunque Mbappé salvó un punto crucial para los blancos.
Decisiones que dictan el destino
El siguiente encuentro contra Osasuna tuvo a un protagonista inesperado: Jude Bellingham, quien fue expulsado tras dirigir un «fuck you» (según el acta) al árbitro, sentenciando el partido a un empate 1-1 y desatando un acalorado debate lingüístico en toda España. Aun con un suspiro de alivio tras la victoria ante el Girona en el Bernabéu (2-0), el Real Madrid descendió a la realidad durante su enfrentamiento contra el Betis, donde el espectáculo de Isco hundió a los blancos tras unos primeros 20 minutos brillantes pero efímeros.

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Vinicius: el reflejo de la tormenta blanca
Si hay alguien de quien se esperaba más en estos meses turbulentos, ese es Vinicius Jr. Kylian Mbappé, a pesar de alguna que otra sombra en su rendimiento, ha sido decisivo, un baluarte imperecedero para el equipo. Contrastantemente, el brasileño vive un 2025 para el olvido, especialmente en LaLiga. En el año en curso, Vinicius ha participado en seis partidos de la competición, anotando solo una vez contra el Girona, sin asistencias, acumulando una tarjeta amarilla y una roja.
Y los números en todas las competiciones tampoco son alentadores para el carioca: 15 partidos disputados, cuatro goles (dos contra el Salzburgo, uno frente al Celta en Copa y el mencionado ante Girona), dos asistencias, cuatro amarillas y una roja. No cabe duda, el equipo madridista navega en aguas tormentosas, y sus estrellas reflejan las turbulencias en su brillo apagado.
