El tumultuoso desenlace de la jornada
Viene siendo una temporada llena de tensión entre el Real Madrid y los directivos de LaLiga. La polémica expulsión de Jude Bellingham ante el Osasuna solo ha avivado el fuego.
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El sábado hubo otra escena de tensión, con el Real Madrid creyendo que el Osasuna era beneficiario de múltiples decisiones, lo que se ha disfrazado como una «falta de comunicación» por parte del internacional inglés. Las gradas rugían pidiendo justicia, mientras los jugadores de la casa veían cómo la balanza se inclinaba peligrosamente hacia el visitante, creando una atmósfera caldeada que prometía dar mucho que hablar.
CA Osasuna v Real Madrid CF – La Liga EA Sports / Ion Alcoba Beitia/GettyImages
En medio de este tumulto, ahora Bellingham corre el riesgo de cumplir una fuerte suspensión. Sin embargo, se espera que esté disponible el miércoles por la noche cuando el Madrid busque confirmar su lugar en los octavos de final de la Champions League. La afición se aferra a la esperanza de que su estrella pueda brillar una vez más en un escenario europeo arrollador.
El centrocampista inglés marcó el gol de la victoria en el partido de ida contra el Manchester City, donde el Madrid, como los titanes de la mitología, remontó un 2-1 en contra para convertirlo en una ventaja de 3-2. Los eternos campeones europeos son ahora grandes favoritos para avanzar de su play-off con los Cityzens, y Ancelotti tiene la fortuna de contar con Bellingham, a pesar de la tarjeta roja del sábado.
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Riesgos y consecuencias de la expulsión
Las suspensiones nacionales no se trasladan a ninguna competición de clubes de la UEFA y viceversa. Hipotéticamente, si Bellingham hubiera sido expulsado el martes por la noche contra el City, solo estaría suspendido para los próximos partidos de la Liga de Campeones y estaría disponible para todos los partidos nacionales. Un alivio que, a medida que se desarrollan los acontecimientos, parece un espejismo en medio del desierto.
Bellingham, símbolo de la resiliencia madridista, corre el riesgo de quedarse fuera de los terrenos de juego durante un período prolongado mientras el Madrid aspira a conseguir el segundo título consecutivo de LaLiga. Según el código disciplinario de la RFEF, Bellingham podría cumplir una suspensión de entre cuatro y doce partidos por insultar a Montero. Ya se dan por perdidos partidos clave en su mente.
El artículo 94 del código establece: “Insultar, ofender o dirigirse en términos o actitudes ofensivas al árbitro principal, asistentes, cuarto árbitro, directivos o autoridades deportivas, salvo que constituya una falta más grave, será sancionado con suspensión de cuatro a doce partidos”. Así de sencillo y así de tajante. La justicia del fútbol es a menudo una amalgama de azar e interpretación.
En el improbable caso de que se le suspenda durante 12 partidos, Bellingham se perdería la final de la Copa del Rey si el Madrid vence a la Real Sociedad en semifinales. Por otro lado, si es suspendido durante cuatro partidos, se perderá los próximos encuentros de LaLiga contra el Girona, el Betis y el Rayo Vallecano, así como la ida de la eliminatoria de Copa antes mencionada. Un catálogo de ausencias que seguramente pesará en el camino hacia el doblete.
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En un panorama donde el drama y la emoción se entrelazan, la situación de Bellingham se convierte en uno de esos episodios que quedarán tatuados en la mística del club. La afición, los jugadores y los propios directivos se encuentran en el centro de un huracán de decisiones esperadas, donde cada minuto cuenta, y cada partido es una batalla por la historia.
Sin duda, esta temporada, para el Real Madrid y su afición, será un viaje lleno de emociones, tensiones y sorpresas. Queda por ver si Jude Bellingham podrá seguir siendo el faro que guíe a su equipo a través de esta tempestad… o si su ausencia podría ser el principio de una tormenta aún mayor.
