El debate sobre el arbitraje en el partido Espanyol-Real Madrid sigue resonando con fuerza en el mundo del fútbol. La polémica sobre la entrada de Romero a Mbappé ha tomado el protagonismo, generando ruido y crispación. Y no es para menos, ya que el Real Madrid ha elevado una carta formal a la RFEF calificando la liga de «adulterada», subrayando dos decisiones arbitrales que consideran equivocadas.
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Las declaraciones de Medina Cantalejo: «No somos corruptos»
El presidente del Comité Técnico de Árbitros, Medina Cantalejo, no ha tardado en responder a la tormenta de críticas con una defensa apasionada a su colectivo. En una entrevista con Josep Pedrerol en ‘El cafelito’, Cantalejo afirmó con determinación: «Yo no tengo que avergonzarme de nada. Ni mis compañeros ni yo somos nada corruptos». Comparó a los árbitros con torpes aprendices en un taller, admitiendo errores pero negando cualquier sombra de corrupción.
Aclaraciones sobre la controvertida entrada a Mbappé
En un abierto reconocimiento de errores, Cantalejo insinuó que la no expulsión de Romero tras su entrada a Mbappé fue, en efecto, una equivocación colectiva, como un disparo hacia el pie cuando todo el mundo apunta hacia el cielo. «Lo que todo el mundo ve, un árbitro y dos de VAR no pueden dejar de verlo», comentó, evidenciando lo que cree fue un fallo evidente en la dirección arbitral.
¿Diálogo con el Real Madrid? Prudencia ante todo
Cantalejo se mostró más cauto respecto a la posibilidad de desvelar los audios al club blanco, afirmando que, aunque cualquier equipo puede visitar al comité para discutir estas decisiones, es mejor esperar a que las aguas turbulentas se calmen. «Es mejor que se pacifique todo un poco», sugiriendo un tango con calma donde las emociones afloran acaloradamente.
El camino sinuoso de la justicia arbitral: «No somos una estructura corrompida»
Aludiendo a la controversia generada por la carta del Madrid, Cantalejo fue claro, refutando tajantemente las acusaciones de corrupción organizacional. «No lo comparto. No he vivido eso», afirmó, como quien niega un chisme en un pueblo pequeño. Aseguró que, a pesar de que hay árbitros en «la nevera», no existe una corruptela generalizada que manche el escudo del arbitraje español.
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En este escenario donde el fútbol y la emoción son un mar cuyo oleaje no cesa, esto no parece ser más que otro capítulo en el vibrante y en ocasiones tormentoso libro que es la temporada actual. El balón sigue rodando y con él, las pasiones, declaraciones, y la eterna discusión sobre la justicia en el campo.
