La ilusión de los hinchas del Junior por la llegada de James Rodríguez se desvaneció rápidamente. Aunque el talentoso mediocampista se decidió por el Club León de la Liga MX, donde ha brillado con regularidad, la historia del fichaje fallido sigue resonando en Barranquilla. Los aficionados y directivos del tiburón todavía sienten la frustración de no haber podido contar con el capitán de la Selección Colombia, quien despertó grandes expectativas.
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El sueño de un fichaje inolvidable
Recientemente, el máximo accionista del Junior, Fuad Char, ofreció detalles sobre el fallido intento de fichar a James en una entrevista con el abogado Abelardo de la Espriella. «James fue quien dio el aval para que comenzáramos a dar pasos hacia el fichaje», confesó Char, resaltando lo dispuesto que se encontraba el jugador para discutir un proyecto que prometía ser ambicioso.
Un acercamiento ocurrido en un momento clave
El primer acercamiento ocurrió antes de que James saliera del Rayo Vallecano. «Comenzando este año, se supo que podría salir y pregunté a nuestro técnico, César Farías, si le gustaría contar con él. Su respuesta fue un entusiasta ‘¡claro que sí!'», reveló Char. Con un entusiasmo palpable, el directivo comenzó a trabajar en la posibilidad de incluir a James en el equipo que se preparaba hacia el 2025.
Las negociaciones: entre sueños y sorpresas
Tras obtener el visto bueno de Farías, los contactos con el círculo de James comenzaron. Aquí fue donde se percibieron las primeras luces de esperanzas. «Me llamaron 15 minutos después y me dijeron que él estaba encantado con la idea de venir a jugar al Junior», compartió Fuad. La situación parecía eminentemente favorable, la afición comenzaba a ilusionarse y el club se preparaba para hacer una oferta que, en principio, era viable.
Las cifras que encendieron la expectativa
Durante la conversación entre Char y Andrés Rubio, quedaría claro que el equipo tenía los recursos para cumplir con las expectativas económicas de James. «Me dijeron que él debía estar ganando cerca de 3 millones de dólares al año. Teníamos el poder financiero para afrontar esa exigencia», afirmó Fuad. Esto, sin duda, aumentó las expectativas entre los directivos y aficionados de Junior.
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Un viaje con sabor amargo
Sin embargo, el camino hacia la concretización del fichaje estaba lleno de sorpresas. Cuando Fuad tenía programado su viaje a Medellín para cerrar el trato, recibió la noticia que cambiaría el rumbo de las cosas. «Estaba convencido de que podría hacerle una oferta en nuestra reunión», recordó el directivo. Pero el jueves anterior, el Club León recibió una oferta sustancial de 30 millones de dólares por participar en el Mundial de Clubes de la FIFA.
La decisión que marcó la diferencia
En esa fatídica reunión, recordando su viaje, Fuad mencionó que se encontró rodeado por el círculo cercano de James, su tío y su empresario. «Yo creí que tenía la situación bajo control, hasta que uno de ellos me dijo que este no era el momento para que James viniera al Junior. Ahí fue cuando me di cuenta que todo se había escapado de nuestras manos. Deberían haberme dicho que no viniera», concluyó entre frustrado y resignado.
Reflexiones finales
Estos altibajos en la historia de James y Junior nos recuerdan que el mundo del fútbol está lleno de giros inesperados. La emoción de los fichajes, la expectativa de los aficionados y la realidad del deporte profesional a menudo se entrelazan. Por ahora, los hinchas del Junior solo pueden soñar con lo que habría sido tener a James en su equipo y celebrar sus éxitos desde la distancia. ¿Qué futuro puede deparar el destino para el tiburón? Solo el tiempo lo dirá.
