El ambiente futbolero está que arde en Perú, pues el talentoso mediocampista Horacio Calcaterra, uno de los pilares fundamentales del Universitario de Deportes, se encuentra en el ojo de la tormenta. Los ‘cremas’ buscan el ansiado tricampeonato en la Liga 1 2025 y también tienen la mirada puesta en avanzar con paso firme hacia los octavos de final de la Copa Libertadores. Pero en esta ocasión, ha sido Calcaterra, el mago del mediocampo, quien ha manifestado su descontento ante las críticas que apuntan a su juego como demasiado brusco, afirmando que los árbitros se hacen de la vista gorda con sus faltas.
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Una defensa férrea
En una entrevista que brindó al programa Al Ángulo, Calcaterra, con la camiseta bien puesta, no se mordió la lengua. “Sí, me molesta cada vez que escucho,” enfatizó el volante, deslizando que como buen jugador, a veces el ímpetu se traduce en jugadas fuertes, sí, de esas que merecen quizás una tarjeta. Sin embargo, dejó claro que el malintencionado no forma parte de su repertorio en el campo.
Con la voz entrecortada por la emoción, Horacio recordó esos días cuando, al entrar al campo, los árbitros ya le lanzaban un “vaya despacio”, condicionándole antes de que el balón siquiera echara a rodar. Y es que no es fácil convivir con el estigma de ser tildado como el “duro” del equipo cuando, según él, en 14 años de lucha en tierras peruanas, nunca ha lesionado a ningún colega. Sin embargo, también reconoce que uno debe aprender a jugar con inteligencia, como quien esquiva una entrada fuerte en el último minuto.
A toda máquina
Calcaterra no se quedó en lamentaciones y mostró que, a sus 35 años, su pasión por el fútbol está más viva que nunca. Dedicó un momento para echar flores a su compañero Jorge Murrugarra, con quien comparte la batuta del mediocampo tras la partida del chileno Rodrigo Ureña. “La verdad es que es una posición que me gusta, me siento cómodo…”, expresó con tono sereno, destacando la unidad y el compromiso colectivo que debe tener el equipo.
A lo largo de la conversación, Calcaterra mostró su lado humano, el de un jugador que respeta la camiseta y al rival. “Lo importante es el equipo, la prioridad y siempre hay que poner por delante el equipo”, reafirmando su compromiso con la ‘U’ y dejando claro que, al final del día, son los resultados del fin de semana los que dictan sentencia.
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Este panorama revela un Calcaterra que, como todo ídolo del fútbol, está dispuesto a dejar hasta la última gota de sudor por su equipo y por acallar a sus críticos con el único lenguaje que conoce: el de su entrega en el campo de juego. ¡Que ruede el balón!