El PSG visitaba al Stuttgart en la última jornada de la fase de grupos de la Champions League, tras haber escrito una sinfonía de fútbol con un contundente triunfo contra el Manchester City por 4-2 la semana anterior. Esta vez, el conjunto parisino desplegó todo su poderío en ataque, con Ousmane Dembélé brillando como el faro de su ofensiva. Y vaya que el francés respondió a las expectativas, convirtiéndose en un torbellino imparable. Antes del descanso, ya había registrado un magnífico doblete, liderando junto a Barcola un ataque parisino que fue una auténtica tormenta sobre el césped alemán.
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Dembélé, el Velociraptor Francés
Dembélé ya había dejado su huella ante el Manchester City, marcando el gol que encendió la chispa de una fulgurante remontada. Ahora, en Alemania, parece que ha encontrado su ritmo, como un bailarín que ha memorizado cada paso. Con sus tres tantos en tierras alemanas, el francés eleva su cuenta a cuatro goles en la competición, demostrando que en la Champions ha encontrado su escenario ideal.
La Esperanza del PSG y un Nuevo Horizonte
Aunque aún restaba tiempo en el segundo tiempo, las estadísticas de Dembélé prometían seguir creciendo en esta jornada, acumulando confianza que podría ser crucial de cara a las eliminatorias. Para el PSG, la victoria en sí no movía piezas en la clasificación, pero el resurgir de su delantero es un viento fresco de optimismo para encarar las fases decisivas con energías renovadas.
En este momento, y salvo un cambio drástico en el guion, el PSG ya se posiciona entre los equipos clasificados para la ronda de dieciseisavos, ubicándose en la decimoquinta posición. El suspenso ahora gira en torno a quién será su rival en la siguiente fase, con Benfica y Feyenoord al acecho como potenciales candidatos.
La noche, repleta de fútbol, deja al PSG como un equilibrista que ha cruzado la cuerda floja con éxito, confiado de mirar hacia un futuro lleno de promesas y desafíos en la Champions League.