El Espanyol no dejó pasar la ocasión y consiguió una victoria crucial ante el Valladolid, saliendo así momentáneamente de las temidas posiciones de descenso. Javi Puado abrió el marcador con un gol que levantó al estadio, pero el auténtico héroe de la noche fue Roberto Fernández, que selló la victoria en su debut con la camiseta blanquiazul.
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Arranque Con Decisión
El conjunto perico apareció con una única novedad en el once: Véliz en lugar de Jofre. Arropado por 23.554 fervientes aficionados en la grada, el Espanyol saltó al campo con una energía renovada, dispuesto a marcar territorio desde el primer minuto. Cabrera estuvo a punto de causar revuelo al inicio, cuando su cabezazo tras un córner besó el larguero como si de un guiño travieso del destino se tratara.
Puado y el Comienzo de la Magia
Encendidos por el intento inicial, los dirigidos por Manolo González se volcaron al ataque, buscando desbordar por las bandas. Pero el Valladolid no se quedó atrás, respondiendo con un mano a mano de Lucas Rosa que fue anulada por la espectacular intervención de Joan García. La táctica del Espanyol de controlar el balón iba fructificando cuando Javi Puado desplegó su magia. Con maña de artista, controló un complicado balón en el área y batió con un disparo imparable a Hein. ¡Golazo y rugido del estadio!
Reacción del Valladolid
El tanto fue un acicate para el Valladolid, que dio un paso adelante. Antes del descanso, Kike Pérez rozó el empate. Tras el intermedio, el conjunto visitante insistió, mientras el Espanyol tampoco cejaba en su empeño por el segundo gol. Raúl Moro forzó una falta peligrosa, aunque recibió un golpe que lo apartó del juego. No obstante, Javi Sánchez aprovechó el libre directo para empatar con un gol digno de un sueño.
Estreno de Ensueño
Manolo González reaccionó al empate con el ingreso de Edu Expósito y Roberto Fernández, refuerzo invernal. ¡Y Roberto no pudo haber soñado con un debut mejor! Apenas unos minutos en el campo y cabeceó un gran pase de Omar El Hilali al fondo de la red. El RCDE Stadium estalló de júbilo con el gol que devolvía la ventaja (2-1).
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Con el marcador a su favor, el plan del Espanyol para los últimos compases era claro: cerrarse en defensa e intentar aprovechar algún contraataque. Aunque no lograron un tercer tanto, los pericos resistieron con uñas y dientes para cosechar una victoria vital en sus aspiraciones de permanencia en La Liga.
