Desde hace meses, Raphinha está viviendo un auténtico idilio con el fútbol. Desde que comenzó la temporada, ha dejado atrás los errores del pasado que casi le cuestan su puesto en el FC Barcelona. Ahora, se ha transformado en sinónimo de goles, asistencias y un compromiso absoluto que incluso le ha llevado a portar el brazalete de capitán.
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Un espectáculo sobre el verde
Lo de Raphinha en el campo es todo un espectáculo. Especialmente, en el choque contra el Real Madrid durante la final de la Supercopa de España, donde el brasileño desplegó su incuestionable clase. Fue un recital de pura magia futbolística, incluso después del tempranero gol de Mbappé y las paradas milagrosas de Courtois.
Ante la adversidad, Raphinha pidió serenidad y mucha concentración para remontar el marcador adverso. Se puso el equipo al hombro, marcando el camino para sus compañeros con la eficacia de un reloj suizo. Y es que las defensas rivales no hacen más que temblar cuando Raphinha está en el terreno de juego.
El arte del desborde
La movilidad de Raphinha por la banda fue un auténtico quebradero de cabeza para Lucas Vázquez, al que dejó en evidencia repetidamente. Aprovechando cada centímetro de espacio, generó huecos letales para que Lewandowski y Lamine pudieran causar estragos. Al descanso, el marcador ya reflejaba una increíble ventaja de 1-4.
Con dos goles y una asistencia magistral, su actuación fue digna del premio MVP del partido. Y es que el brasileño lleva unos cuantos galardones esta temporada. Pero, sus méritos fueron más allá de los números. A pesar de la inferioridad numérica del equipo, brindó una lección impecable de sacrificio individual, ocupando la banda derecha para asistir a Koundé en el marcaje a Vinicius y Mbappé. El resultado fue doble: los madridistas apenas pudieron tocar el balón y Raphinha tuvo que salir del campo diez minutos antes del final.
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Carácter y pasión
El partido fue una auténtica montaña rusa de emociones, en la que Raphinha siguió demostrando su carácter ganador. Una serie de decisiones polémicas del árbitro Gil Manzano encendieron su temperamento en la banca, protestando con vehemencia y recibiendo una tarjeta amarilla.
Sin lugar a dudas, Raphinha ha dejado claro que es todo un fenómeno del balón. Hasta la fecha, acumula 19 goles y 11 asistencias en la temporada. Simple y llanamente, puro arte en movimiento.