El Estadio Akron se vistió de gala al abrir sus puertas para el esperado duelo entre Chivas y Santos Laguna en el arranque de la Jornada 1 del Clausura 2025 de la Liga MX. En un partido lleno de emociones, Roberto ‘Piojo’ Alvarado protagonizó uno de los momentos más comentados al fallar un penal que podría haber cambiado el destino del encuentro. Con planteles rejuvenecidos y la ilusión a flor de piel, ambos equipos salieron al campo con la consigna de dar el primer paso victorioso en el torneo.
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Domino inicial del Rebaño
Desde el pitazo inicial, el Rebaño Sagrado tomó las riendas del partido como un maestro titiritero controla sus marionetas. Chivas se adueñó del esférico, generando múltiples oportunidades en los primeros compases del juego. En el minuto 12, ‘Oso’ González lanzó un cañonazo desde fuera del área, que aunque terminó por encima del travesaño, encendió las alarmas del arco defendido por Carlos Acevedo. Poco después, Ricardo Marín dejó escapar una chance de oro tras un error garrafal en la salida lagunera, perforando los sueños de los tapatíos con su falta de precisión.
Un primer tiempo trabado
La primera mitad se tiñó del rojiblanco de Chivas, aunque la pólvora mojada en los botines de sus delanteros permitió a Santos salir ileso, con Acevedo erigiéndose como un baluarte firme bajo los tres palos. Al término de los primeros 45 minutos, el cero a cero en el marcador retrató un choque competido y lleno de intensidad.
VAR protagoniza un giro dramático
La segunda parte comenzó con Guadalajara decidido a romper el maleficio y hacerse con la ventaja en el marcador. Apenas corrían siete minutos cuando, al minuto 52, Hugo Cambreros fue derribado en el área enemiga, y tras un análisis quirúrgico del VAR, el árbitro señaló la pena máxima a favor del Rebaño. La Arena Akron vibraba, la afición contenía el aliento, todo estaba listo para una gloriosa ejecución.
El arquero de Santos, Carlos Acevedo, quien parecía haber leído el guion antes del partido, adivinó el intento de Alvarado y desvió el débil y mal colocado disparo, un mazazo al ánimo de los rojiblancos que quedaron mudos de incredulidad mientras su héroe caía de un plumazo. Así, sin pena ni gloria, la posibilidad de adelantarse en el marcador se evaporó tan rápido como una gota de agua en el desierto.
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Con tensión en el ambiente y la afición deseando ver a su equipo levantarse como el ave fénix, el partido continuó siendo un terreno de batalla implacable. Sin embargo, el destino quiso que el marcador final no se moviera, un reparto de puntos que deja tanto a Chivas como a Santos con tarea pendiente para las jornadas venideras.