Jhon Solís se erigió como el héroe inesperado para el Girona en un duelo vibrante en Mendizorroza que terminó abriéndole las puertas a la competición europea al conjunto gironí. Los albiazules lo intentaron con más corazón que sus rivales, pero no consiguieron batir la muralla que suponía Gazzaniga en los noventa minutos reglamentarios. El Girona, alerto a la oportunidad, aprovechó un error garrafal en defensa de Diarra durante el tiempo añadido para escalar hacia la sexta plaza, dejando al Alavés con el amargo sabor de la derrota y a un paso del abismo del descenso (0-1).
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Un comienzo titubeante
En pleno ecuador de la campaña, Mendizorroza fue el escenario perfecto para que el Alavés retomara la senda del fútbol tras las enseñanzas del nuevo entrenador, el Chacho Coudet. La afición local esperaba ansiosa ver cómo los nuevos conceptos tácticos se reflejaban en el campo. La necesidad de puntos urgía en la clasificación, lo que convertía cada encuentro en una final anticipada para los babazorros; pocos errores podían permitirse en esta segunda mitad de temporada.
Duelo de titanes
El Girona salió a por todas, con la vista puesta en la sexta plaza, objetivo que de momento ostenta el Mallorca. Desde el inicio, el conjunto dirigido por Míchel mostró mejores sensaciones que los locales, rodeando el área rival como un tiburón en aguas turbulentas, aunque sin llegar a morder. Por otro lado, el Alavés encontró su ritmo progresivamente y no tardó en detectar el rastro de la sangre. Sin embargo, sufrió un doble golpe con las lesiones de Carlos Martín y Joan Jordán, a las que se sumó la salida prematura de Miguel Gutiérrez del Girona, haciendo de la primera mitad un calvario de infortunios.
Un partido al rojo vivo
El Alavés mantuvo su juego firme mientras el Girona sentía la presión constante y asfixiante del rival que buscaba a toda costa el grito del gol. Un penalti a favor de los locales fue anulado por el VAR, dejando a los babazorros con la miel en los labios en un partido donde dominaron, pero pequeños detalles les dejaron sin el premio.
La inesperada estocada final
La segunda mitad mantuvo la dinámica: Alavés continuaba ganando duelos, y las oportunidades se sucedieron rápidamente. La más clara llegó para Conechny, quien erró un remate fácil tras un centro, dejando al Chacho Coudet con las manos en la cabeza. Cuando las piernas del Alavés comenzaron a flaquear, el Girona tomó las riendas del partido. El guardameta local, Jesús Owono, casi propicia un tanto absurdamente cómico cuando su débil despeje encontró a Stuani, quien se quedó al borde de marcar uno de los goles más cómicos de la temporada.
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Finalmente, cuando el partido parecía abocado a la igualada, un desastroso despeje de Diarra dejó servido el balón en bandeja para que Jhon Solís sellara la victoria en el descuento (0-1). Una victoria épica para los gironins que, sin esperarlo, se llevaron los tres puntos. El Alavés, que mereció más en el campo, vuelve a ver cómo el descenso se cierne sobre sus cabezas tras un partido donde lo dieron todo, menos lo crucial: el gol.