En medio del vibrante escenario futbolístico sudamericano, un curioso «partido» se desató fuera de las canchas entre Argentina y Chile, con pases y goles verbales cortesía del ministro de Economía argentino, Luis Caputo, y el presidente chileno, Gabriel Boric.
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Críticas y Reacciones en la «Copa Dialéctica»
El «primer tiempo» tuvo lugar en la cancha radial de Radio Mitre cuando Caputo, sin rodeos, se lanzó al ataque y comparó a Boric con un «comunista que los está por hundir», diferenciando sus estrategias económicas como si fueran tácticas de un clásico Cienciano – Alianza Lima. Como buen mediocampista, Caputo movió el balón al retratar a Chile como un equipo que llevaba la delantera en las décadas anteriores, solo para perder terreno por desatender la «batalla cultural», una estrategia que al parecer no tenía el respaldo de todos los espectadores.
Una Nota de Protesta: La Expulsión Diplomática
El «equipo» chileno no tardó en reaccionar desde el Palacio de La Moneda. Como si de un árbitro severo se tratara, enviaron una nota diplomática, haciendo énfasis en las declaraciones «inexactas e inapropiadas» de Caputo, como un fuera de juego que merece tarjeta. En este duelo verbal, el mismísimo canciller chileno, Alberto Van Klaveren, intervino, demandando un juego limpio y respondiendo con una ofensiva táctica: «Chile mantiene su posición como estandarte en la lucha contra la pobreza, en la cual nuestros rivales argentinos bien podrían inspirarse».
Un «Rugido Libertario» desde las Tribunas
En las tribunas ideológicas, el polémico comentarista Agustín Laje defendió al ministro Caputo como si fuera su delantero estrella. Laje, aportando «estadísticas» de la carrera política de Boric, afirmó que el presidente chileno podía compararse con un jugador de la Izquierda Autónoma, reivindicando la influencia de pensadores como Gramsci en su formación, elevando la tensión en la grada.
El Desenlace del «Encuentro»
Luis Caputo, aficionado al contragolpe, retomó la narrativa desde sus redes sociales. «El propio Boric se ha descrito más a la izquierda del Partido Comunista», enfatizó, como un entrenador convencido de su planteamiento táctico. Con un toque de humor «libertario», agregó que ser etiquetado con las creencias propias sería un gol de media cancha, no un insulto.
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Finalmente, con un amague de paz, Caputo mencionó su afecto por Chile, a pesar del «torneo verbal» en el que se encuentran. «Tengo muchos amigos allá, y es triste ver que el equipo va en contra de las tácticas que lo llevaron a ser el as en Sudamérica», concluyó, dejando abierta la posibilidad de un futuro «repechaje» diplomático.
Este encuentro nos recuerda, queridos lectores, que aunque no haya terreno de juego, las palabras también se juegan en cancha, con táctica, estrategia y pasiones desbordantes. ¡Así es el fútbol, y así son las rivalidades fuera de la cancha!